¿Te has preguntado alguna vez cuánto tiempo puedes vivir? Nuevas líneas de investigación afirman que un indicador importante de tu tiempo de vida probablemente pueda estar en tus genes, pero no sólo eso. El envejecimiento saludable y la longevidad, según indican los expertos, están modulados por una afortunada combinación de factores genéticos y no genéticos que permiten que una persona viva más que otra.
La española María Blasco, directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, es una de las que defiende que aproximadamente el 20% de la variación en la longevidad humana se debe a factores genéticos pero ¿y el otro 80%?
Las investigaciones sobre el envejecimiento, y en particular la búsqueda de los puntos determinantes para un envejecimiento saludable y la longevidad, ha ido creciendo de manera acelerada en las últimas décadas debido al aumento de la esperanza de vida en los países occidentales y el consiguiente crecimiento de la población de edad avanzada.
No es por lo tanto de extrañar que una de las principales preguntas en este campo sea la relación entre los antecedentes genéticos y el estilo de vida para determinar el tipo de envejecimiento, posiblemente sin enfermedades y discapacidades relacionadas con la edad, y la longevidad.
Los resultados obtenidos en los últimos años, que destacaron la mayoría de los mecanismos biológicos y bioquímicos involucrados en el proceso de envejecimiento, permitieron comprender mejor dicha correlación. Esto ha llevado a elaborar estrategias importantes centradas en posibles intervenciones para mejorar el estilo de vida, con el fin de aumentar la posibilidad de alcanzar la longevidad mediante la modulación de los llamados mecanismos moleculares básicos del envejecimiento.
Influenciadores principales: fumar, peso y educación.
Un estudio publicado en la revista Nature y llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Edimburgo afirma que una de las predisposiciones genéticas más "peligrosas" es la que dictamina una inclinación hacia la dependencia de la nicotina, que puede provocar cáncer de pulmón y otras enfermedades pulmonares. Un hábito profundamente arraigado de fumar un paquete de 20 cigarrillos al día reduce la vida útil en alrededor de 6,8 años, descubrieron los investigadores. Sin embargo, también apuntaron que dejar de fumar podría revertir este efecto y permitir que los ex fumadores disfruten de una vida más larga.
El exceso de peso también es un factor importante, ya que cada kilo adicional redujo la esperanza de vida en 7 meses. "Descubrimos que, en promedio, fumar un paquete al día reduce la vida útil en 7 años, mientras que perder 1 kilogramo de peso aumentará tu vida util en 2 meses", afirmó el co-autor del estudio, el Dr. Peter Joshi.
Además, los estudios sobre la restricción calórica y sobre la variabilidad de los genes asociados a la señalización de detección de nutrientes, han demostrado que la dieta hipocalórica y / o un metabolismo genéticamente eficiente de nutrientes pueden modular la esperanza de vida promoviendo un mantenimiento eficiente de las células y del organismo.
Otro de los hallazgos interesantes, y quizás sorprendentes, está relacionado con el impacto de la educación, especialmente la de seguir aprendiendo más allá de los años de la escolaridad obligatoria. La educación, anotaron los investigadores, es responsable de 11 meses adicionales agregados a la esperanza de vida por cada año que pasaron estudiando además del nivel escolar normalmente requerido.
El estudio fue diseñado para eliminar las variables de confusión tanto como fuera posible, de modo que las relaciones causales, en lugar de correlacionales, entre la composición genética, las elecciones de estilo de vida y la esperanza de vida pudieran establecerse de forma clara.
Los científicos han identificado firmas genéticas únicas fuertemente asociadas con una vida larga y saludable, descubierta que podría ayudar a comprender mejor cómo ciertos genes pueden ofrecer protección contra enfermedades comunes relacionadas con la edad como el cáncer, la demencia y las enfermedades cardiovasculares.
Por todo esto se puede llegar a la conclusión que las diferentes intervenciones y factores que modulan la interacción entre el entorno genético y el medio ambiente son esenciales para determinar la posibilidad individual de alcanzar la longevidad y que no se deben descuidar nuestros hábitos de vida si queremos tener una vida larga y sana.