Europa envejece poco a poco y la realidad es que la pirámide poblacional no tiene nada que ver con la que conocíamos hace años atrás. Con esto en mente, surge una clara necesidad de construir un nuevo enfoque, un enfoque integrado e innovador, que permita que la sociedad se adapte a lo que se avecina. Bruselas, según apuntan varios expertos, tiene el potencial de poner en marcha un "Silicon Valley europeo", una zona dedicada a las nuevas tecnologías y donde se puedan encontrar respuestas a los diferentes problemas y necesidades que van surgiendo.
Las zonas rurales, por ejemplo, se enfrentan a un desafío real y complejo, que debe abordarse con un enfoque inteligente. El concepto de “ciudades inteligentes” empieza a dar sus frutos en Europa, con Berlín o Manchester a la cabeza. Ahora, y viendo la creciente despoblación de las zonas rurales y su consecuente envejecimiento, algunos apuntan que es hora de hablar de las “aldeas inteligentes”, aprovechando lo que ya está funcionando en las ciudades, diseñando estrategias y aplicando las tecnologías adecuadas para revitalizar las zonas rurales, revertir la tendencia a la despoblación y proteger a las personas de la pobreza rural.
Esas zonas se enfrentan a desafíos específicos que requieren soluciones específicas. Se deben abordar las poblaciones envejecidas, la falta de servicios (médicos, de salud, transporte y energía) y la conexión a internet limitada.
Este concepto, propuesto por la Unión Europea, pretende crear aldeas habitables donde las personas puedan y quieran vivir, porque las soluciones innovadoras y digitales mejoran su estilo de vida. Nuevos modelos de negocios y plataformas basados en la economía compartida, que actualmente se concentran en áreas urbanas, son excelentes ejemplos.
La conectividad a Internet de alta velocidad y el conocimiento digital adecuado podrían atraer nuevas oportunidades de empleo y crear un entorno favorable el crecimiento económico de las aldeas. La educación en áreas remotas podría revitalizarse usando plataformas digitales y así conseguir convertirlas en zonas atractivas para vivir.
Las áreas rurales se encuentran cada vez más aisladas de las zonas en desarrollo o de los centros urbanos presentando, en general, una población envejecida, un descenso de la natalidad, una pérdida significativa de los jóvenes y, por consiguiente, una población activa insuficiente.
Baja natalidad
La otra cara de la moneda. El consultor empresarial, fundador y director de la fundación Renacimiento Demográfico, Alejandro Macarrón, alertó hace poco del peligro de la situación demográfica que se vive en España: "tenemos provincias en donde, por cada bebé nacido, mueren más de dos personas. Y la relación se está moviendo más cerca de uno a tres".
España tiene una de las tasas de natalidad más bajas de la Unión Europea, con un promedio de 1,27 hijos nacidos por cada mujer en edad fértil, en comparación con la media de la UE de 1,55. Su crisis económica ha llevado a una fuga del país, ya que cientos de miles de españoles han decidido irse con la esperanza de encontrar trabajo en el extranjero. El resultado es que, desde 2012, la población de España se ha ido reduciendo.
"La mayoría de la gente piensa que solo estamos hablando de algo que será un problema en 50 años, pero ya estamos viendo parte del problema", dijo Macarrón.
En Portugal, la población ha estado disminuyendo desde 2010. Para muchos, la pregunta es ¿hasta donde va a llegar esto? Proyecciones del Instituto Nacional de Estadísticas sugieren que la población de Portugal podría descender de 10.5 millones a 6.3 millones para el 2060.
La agencia Eurostat de la UE estima que para el año 2050, Portugal será el país de Europa que albergue la menor proporción de niños, con solo el 11,5% de la población menor de 15 años.
En Italia, la población jubilada sigue aumentando, con una proporción de mayores de 65 años que aumentará del 2,7% el año pasado al 18,8% en 2050. Alemania tiene la tasa de natalidad más baja del mundo: 8,2 por cada 1.000 habitantes entre 2008 y 2013, según un estudio del instituto de economía mundial con sede en Hamburgo, el HWWI y así si miramos todos los países de la UE.
La tasa de natalidad decreciente del país tiene múltiples causas, como la falta de seguridad financiera que impulsa a muchos italianos a vivir con sus padres hasta los 30 años. La dificultad para que las madres vuelvan al lugar de trabajo también significa que las mujeres deben hacer sacrificios considerables si deciden tener hijos.