Cada año mueren en todo el mundo más de 17,5 millones de personas como consecuencia de las enfermedades cardiovasculares (dato de 2020).
Por esta razón es importante una detección en su etapa más temprana y más tratable. Actualmente las pruebas de detección pueden incluir pruebas de laboratorio para evaluar la sangre y otros fluidos, pruebas genéticas que buscan marcadores genéticos heredados asociados a la enfermedad, y los exámenes por imágenes que producen imágenes del interior del cuerpo.
Dependiendo de los resultados de los exámenes iniciales de detección temprana y de la presencia de factores de riesgo para enfermedad de las arterias coronarias, se pueden recomendar pruebas adicionales, que incluyen:
Electrocardiograma: mide la actividad eléctrica del corazón y revela información sobre la frecuencia y el ritmo cardíaco.
Prueba de esfuerzo: consiste en caminar sobre una cinta sin fin o pedalear en una bicicleta estacionaria aumentando los niveles de dificultad, mientras se controlan la frecuencia y ritmo cardiaco, la presión arterial y la actividad eléctrica del corazón.
TAC cardíaco para la cuantificación del calcio: examina las arterias coronarias para medir la cantidad de calcio en las arterias coronarias, un indicador de la cantidad de placa en las arterias.
Ecocardiograma, que utiliza ultrasonido para crear imágenes en movimiento del corazón.
Gammagrafía de perfusión miocárdica (también llamada prueba de esfuerzo nuclear): una pequeña cantidad de material radiactivo se inyecta en el paciente y se acumula en el corazón. Una cámara especial toma imágenes del corazón mientras el paciente está en reposo y luego de los ejercicios, para determinar el efecto del estrés físico y emocional sobre el flujo de sangre a través de las arterias coronarias y el músculo cardíaco.
Angiografía coronaria por tomografía computerizada TC (ACTC): utiliza la tomografía computarizada (TC) y un medio de contraste intravenoso (tinte) para crear imágenes tridimensionales de las arterias coronarias, y determinar la ubicación exacta y el grado de acumulación de la placa.
Angiografía por catéter: toma fotografías del flujo de sangre a través de las arterias coronarias, permitiendo al médico ver cualquier obstrucción o estrechamiento de las arterias coronarias (estenosis). Durante la angiografía por catéter, se inserta un tubo de plástico delgado (llamado catéter) en una arteria, a través de una pequeña incisión en la piel. Una vez que el catéter es guiado hasta el corazón, se inyecta un medio de contraste a través del tubo, y las imágenes son capturadas usando rayos X.
Predicción de ataques cardíacos mediante IA
Fuente: Digitalhealth
Por lo general, cuando alguien se aqueja de dolor en el pecho se le suele hacer un TC/TAC (tomografía computarizada) de las arterias coronarias para comprobar si hay zonas obstruidas o estrechadas. En aproximadamente el 70% de los casos no se detecta nada pero aún así algunas de estas personas padecen una enfermedad coronaria, la cual podría acabar en infarto.
Los médicos no tienen los medios suficientes para poder detectar estos casos y así poder aplicar un tratamiento preventivo.
Es en este punto donde entra CaRi-Heart®, tecnología lanzada por la empresa Caristo Diagnostics cuyo principal fundador es el profesor Charalambos Antoniades, investigador principal de la BHF (British Heart Foundation).
Esta nueva tecnología utiliza Machine Learning (Aprendizaje Automático) y Deep Learning (Aprendizaje Profundo) aplicado a los TAC que se hacen de forma rutinaria en cualquier hospital, encontrando una combinación específica de cambios que revelan zonas de inflamación y cicatrización en el tejido graso que rodea las arterias coronarias. Demostrando que la detección de la inflamación y las cicatrices aumenta significativamente nuestra capacidad de predecir un futuro ataque al corazón hasta cinco años antes de que se produzca.
La forma en la que lo hacen es obteniendo, lo que ellos denominan, una puntuación del Índice de Atenuación de la Grasa (FAI-Score®), que mide con precisión la inflamación de los vasos sanguíneos dentro y alrededor del corazón. En el estudio que realizaron descubrieron que pacientes con un FAI “anormal” tenían una alta probabilidad de morir por un ataque cardíaco en los próximos 10 años y que pacientes que en un principio se consideraron de bajo riesgo tenían un riesgo elevado de sufrir un ataque tras volver a analizar sus TACs con esta nueva tecnología.
Recientemente ha recibido la acreditación de la marca CE y ya se puede utilizar por los médicos de Reino Unido y Europa.
Sin duda la IA va a estar cada vez más presente en nuestras vidas y el campo que más se va a beneficiar es el de la salud.
Estamos en el inicio de la ya denominada cuarta revolución industrial.