Los países desarrollados se encuentran inmersos en un fuerte proceso de transición demográfica, que les ha llevado a caracterizarse por la presencia de altas tasas de natalidad y mortalidad a una nueva situación marcada por el bajo número de nacimientos (muy frecuentemente por debajo de la tasa de reposición poblacional) junto con notables incrementos de la esperanza de vida. España es, precisamente, uno de los países en que este cambio demográfico está siendo más acusado, ya que su esperanza de vida está entre las más altas del mundo, mientras que su tasa de fecundidad se encuentra entre las más bajas.
En este proyecto se pretende realizar un análisis histórico de cómo la evolución demográfica ha interactuado con el desarrollo económico en España. Tradicionalmente, el análisis de la evolución económica se ha realizado de manera separada de la evolución demográfica. Sin embargo, en las últimas décadas nuevos trabajos se han interesado por la relación entre economía y demografía, no sólo en lo que se refiere a la evolución pasada, sino sobre todo, de cara al futuro. El objetivo es comprender la interacción entre los dos tipos de variables, y extraer lecciones que nos permitan afrontar con garantías el fuerte proceso de envejecimiento en el que está inmersa la sociedad actual.
El interés de este proyecto es, particularmente, el análisis de la evolución del denominado estado del bienestar en España desde sus primeras manifestaciones a principios del siglo XX hasta su consolidación con la democracia. El objetivo es analizar cómo las diferentes políticas sociales han ido evolucionando desde sus inicios, como han interactuado con el papel de las familias en la organización social y en las transferencias intergeneracionales, y cuáles han sido los efectos en el desarrollo económico y social.
Metodología: las Cuentas Nacionales de Transferencias (NTA) y su adaptación para estimaciones históricas
El ciclo vital de las personas implica que sólo durante ciertas edades son capaces de generar los recursos necesarios satisfacer sus necesidades de consumo a lo largo de toda su vida. Durante la niñez y la jubilación, las personas necesitan algún tipo de soporte económico, bien por parte de la familia o del estado, para poder cubrir sus necesidades. En el caso de los mayores, existe la posibilidad teórica de recurrir también a reasignaciones intertemporales de renta (ahorrar mientras se trabaja para desahorrar durante la vejez). En la actualidad, las transferencias familiares son la principal fuente de recursos para los niños, mientras que las transferencias públicas (pensiones, sanidad), lo son para los mayores. Sin embargo, no siempre ha sido así. El estado del bienestar como fuente de transferencias para los mayores se ha desarrollado y consolidado a lo largo del siglo XX, sustituyendo, en buena parte, las transferencias familiares.
Hasta hace poco se disponía de muy pocos datos para poder analizar con precisión las transferencias intergeneracionales. Sin embargo, desde principios de los 2000 se ha desarrollado una nueva metodología que permite la estimación de todos los flujos de recursos entre los individuos de diferentes edades que conviven en un determinado momento del tiempo. Se trata de las denominadas Cuentas Nacionales de Transferencias (NTA, por sus siglas en inglés), un proyecto internacional liderado por las Universidades estadounidenses de Berkeley y Hawai en el que participan actualmente más de sesenta países de todo el mundo, incluida España (ver Figura 1). La metodología para estimar las NTA ha sido aprobada y publicada en un manual por las Naciones Unidas (Population Division).
Figura 1. Mapa de países participantes en el proyecto NTA en 2019
Las NTA consisten en estimar, para cada momento del tiempo y para una economía determinada (por el momento el análisis se realiza únicamente por países), todos los flujos de recursos que tienen lugar entre los diferentes grupos de edad de las generaciones que conviven. Las NTA no proporcionan únicamente perfiles de consumo y renta laboral, sino también de todas las variables en las que éstos pueden descomponerse, así como de los diferentes mecanismos de financiación de las necesidades de consumo de las diferentes edades. Así, se construyen perfiles por edad de transferencias privadas (tanto familiares como intrafamiliares), y de transferencias públicas (todos los impuestos, cotizaciones sociales y todos los gastos públicos). Todos los perfiles son obtenidos per cápita y, posteriormente, a nivel agregado (multiplicando cada perfil por la población en cada grupo de edad). Los agregados deben coincidir con los proporcionados por la Contabilidad Nacional de cada país, de manera que las NTA sean consistentes con las Cuentas Nacionales.
La estimación de las NTA implica una fuerte carga de trabajo debido a la necesidad de utilizar grandes bases de datos micro, a partir de las cuales se obtienen los perfiles per cápita. Dichas bases de datos deben complementarse, en algunos casos, con otras fuentes de datos administrativas y, posteriormente, todos los perfiles por edad obtenidos deben ser ajustados a los agregados de las Cuentas Nacionales, para asegurar la consistencia entre las magnitudes resultantes en ambas metodologías.
La estimación de las NTA precisa disponer de microdatos de renta y consumo que permitan su imputación por edad. Para España, los microdatos de renta deben extraerse de la Encuesta de Condiciones de Vida (EU-SILC), mientras que los correspondientes al consumo proceden de la Encuesta de Presupuestos Familiares (HBS). Sin embargo, no puede disponerse de dichas encuestas a la hora de realizar estimaciones históricas. La primera Encuesta de Presupuestos Familiares en España fue realiza por el INE en 1958. No obstante, dado que su objetivo era estudiar las pautas de consumo del hogar medio español, excluía a ciertos tipos de hogares como aquellos con altas rentas o con el cabeza de familia desempleado. En 1964 el INE realizó una segunda Encuesta de Presupuestos Familiares, esta vez sin restricciones en la población encuestada y con información mucho más detallada tanto sobre las rentas como los gastos de las familias. El detalle de la información fue de nuevo mejorado en la Encuesta realizada para 1973-74. Desafortunadamente, ninguna de estas tres EPF contiene la información necesaria para aplicar directamente la metodología NTA. Para las de 1958 y 1964 no se dispone de los microdatos, mientras que para la de 1973-74, los microdatos únicamente se presentan a nivel de hogar, sin ofrecer detalles sobre la composición y las características de sus miembros, de manera que no es posible imputar la información por individuos y edades.
Así pues, la aplicación de la metodología NTA sólo es propiamente aplicable a España a partir de 1980. La situación es bastante similar en el resto de países. No obstante, disponer de NTA en un período temporal suficientemente largo sería de gran interés para entender procesos tales como la transición demográfica o el desarrollo de los estados de bienestar y sus impactos en las sociedades. En la mayoría de países, la construcción de los estados de bienestar comenzó en el período de entreguerras. En España, a pesar de hacerlo más tarde, también se inició bastante antes de 1980: en ese año, el gasto público social representaba un 19.2% del PIB, cuando en 1960 apenas era un 4,4% (Espuelas, 2013).
Así pues, a pesar de no disponer de los microdatos necesarios para construir las NTA antes de 1980, el objetivo de este proyecto es su estimación indirecta mediante la utilización de diferentes fuentes de datos alternativas, como los censos de población, las cuentas públicas y otras publicaciones estadísticas. Si bien la calidad de dichos datos decrece a medida que nos alejamos en el tiempo, consideramos que existen datos adecuados para la estimación, al menos, durante la segunda mitad del siglo XX, y con algunas reservas para la primera mitad. A modo de ilustración, se presentan aquí algunos resultados muy preliminares obtenidos algunos componentes de las NTA en 1960, en comparación con los obtenidos en el subproyecto 2.
Para la estimación de los perfiles de renta y consumo de 1960 se han utilizado las series de PIB y consumo privado en España estimadas por Prados de la Escosura (2017) para el período 1850- 2015. Según dicha fuente, el PIB español en 1960 ascendía a 3.818 millones de euros, mientras que el consumo privado (de los hogares y otras instituciones sin fines de lucro) representaba 2.759 millones de euros. Por otra parte, los datos de renta laboral proceden de Prados de la Escosura y Rosés (2009), que estiman que en 1960 representaba un 70% del PIB, lo que equivale a unos 2.673 millones de euros. Para distribuir estas cifras agregadas por edad se ha utilizado información procedente de diferentes fuentes de datos. En el caso de la renta laboral, se ha utilizado la estructura por edades de la población en edad de trabajar, procedente de los censos de población, así como diferentes hipótesis sobre la relación entre salarios y edad, basados en datos para fechas posteriores.
Por su parte, para el consumo privado se ha seguido el procedimiento estándar de NTA en cuanto a la aplicación de una escala de equivalencia. Posteriormente, se han distribuido también diferentes categorías de consumo público por edad. Así, la distribución por edad del consumo de educación pública se ha basado en los datos de gasto público por nivel educativo recogido en Instituto de Estudios Fiscales (1976). En cuanto a la sanidad, los datos agregados para 1960 se han tomado de Espuelas (2013) y se han distribuido teniendo en cuenta el tamaño relativo de las diferentes instituciones especializadas en el cuidado de la salud, con datos procedentes de los Anuarios Estadísticos.
Los resultados finales se han expresado en euros de 2012 para compararlos directamente con las NTA disponibles para años posteriores, obtenidas en el subproyecto 2 del proyecto coordinado. La Figura 1 muestra los principales perfiles de NTA, de renta laboral y consumo. Como puede observase, las series para 1960 se corresponden con una economía mucho más pobre (el PIB per cápita en 1960 representaba únicamente un 36% del correspondiente a 1980). Como consecuencia, el período de actividad laboral era mucho más amplio: desde los 12 años e aprecian cifras positivas en la renta labora, que no desaparece hasta más allá de los 75 años. Por otra parte, aunque la forma del perfil por edad muestra la típica forma de U-invertida, es mucho menos apreciable que en los períodos posteriores, con diferencias de renta muy inferiores entre las obtenidas a edades jóvenes y mayores y las del período central de la vida.
Como consecuencia, el perfil de déficit de ciclo vital (LCD) también es bastante diferenciado de los períodos posteriores. En primer lugar, superávit de ciclo vital se produce durante un período mucho más prolongado (se alarga hasta los 66 años). Por otra parte, el nivel del LCD, tanto cuando es positivo (niñez y vejez) como negativo (edades centrales) es considerablemente más bajo.
Figura 2. Perfil de renta laboral y consumo per cápita en España (1960, 1980, 2000, 2012) (euros 2012)
Figura 3. Déficit de ciclo vital (LCD) per cápita por edad en España: 1960, 1980, 2000, 2012
Próximos objetivos
Durante este primer período, este subproyecto se ha desarrollado de forma estrechamente coordinada con el subproyecto 2. Éste último parte de los datos más recientes que permiten desarrollar plenamente la metodología NTA y va hacia atrás en el pasado reproduciendo las estimaciones hasta que es posible. Por su parte, el subproyecto 1 se desarrolla en dirección contraria, buscando las fuentes históricas más antiguas disponibles aplicando técnicas de investigación histórica que permitan identificar el impacto por edades de las Cuentas Nacionales.
Los próximos objetivos son:
- Depurar las estimaciones preliminares realizadas para 1960 y extender la estimación a otros años, en la medida en que lo permitan fuentes históricas identificadas. - Análisis detallado de los resultados conjuntamente con los sub-proyectos 2-4.
Referencias bibliográficas más relevantes
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