El porcentaje de la población mundial que tiene más de 60 años está aumentando rápidamente, sobre todo en algunas de las naciones más desarrolladas. Según la Organización Mundial de la Salud, se espera que casi dos mil millones de personas en todo el mundo tengan más de 60 años en 2050. Eso es más del triple que en el año 2000.
Aunque dietas más sanas y las mejoras en la atención médica han contribuido a esta tendencia (el otro factor es el descenso de la natalidad), muchos de los países con población envejecida lo consideran un hecho preocupante.
El envejecimiento de la población supone un aumento del coste de las pensiones al mismo tiempo que hay (proporcionalmente) menos jóvenes en la población activa que pagan impuestos. Supone un esfuerzo extra para los servicios sanitarios y requiere un mayor número de cuidadores y otros tipos de apoyo, sobre todo si las personas mayores desean permanecer en sus hogares.
Todos estos factores suponen un serio reto para los países con una población envejecida.
Por suerte, la tecnología inteligente puede aportar al menos una parte de la respuesta. Se está desarrollando tecnología para ayudar a las personas mayores a vivir de forma independiente en todo el mundo. Sin embargo, hay cuestiones éticas que deben considerarse antes de seguir adelante con cualquier tipo de atención asistida por la tecnología.
El hecho de que podamos emplear la tecnología inteligente para cuidar a nuestros familiares mayores, ¿significa que debemos hacerlo? La asistencia tecnológica a las personas mayores existe desde hace tiempo. Por ejemplo, los servicios de respuesta a emergencias para personas mayores que se han caído permiten que personas en gran medida independientes sigan viviendo en sus propias casas. Este tipo de asistencia es bastante sencilla, tanto tecnológica como éticamente.
Cuando la tecnología se complica, el lado humano se complica.
El trabajo de asistencia es mucho más que garantizar la satisfacción de las necesidades físicas de una persona. Las personas mayores que carecen de conexión humana mueren en mayor proporción y tienen una peor calidad de vida. Quizá puedas utilizar la tecnología inteligente para asegurarte de que tu abuela se toma las pastillas a tiempo, pero ¿qué pasa con hablar con ella sobre su día?
El lado humano del cuidado es mucho más difícil de sustituir. Incluso tecnologías como CareCoach, un servicio digital de cuidado de personas mayores que adopta la forma de un pastor alemán animado en una tablet, que a primera vista puede parecer que utiliza la Inteligencia Artificial, depende en realidad de los humanos.
Cuando los fundadores del proyecto imaginaron por primera vez el servicio, decidieron que la tecnología del habla de la IA era demasiado rudimentaria. El avatar tenía que ser capaz de mantener una conversación espontánea y comunicarse con personas mayores que sufren trastornos mentales degenerativos y, por tanto, no siempre pueden hablar con claridad. En lugar de la IA, el servicio emplea actualmente a personas reales se comunican con los adultos mayores que utilizan el servicio. Aunque la sofisticada tecnología moderna desempeña un papel, los seres humanos siguen siendo parte integrante del funcionamiento de CareCoach.
Es un buen ejemplo de cómo la tecnología y la interacción humana pueden combinarse para crear un servicio más eficaz. Los trabajadores de CareCoach pueden controlar a un adulto mayor en Barcelona y diez minutos después estar recordando a otra persona en Sevilla que debe tomar su medicación para la artritis. Seguimos necesitando personas que cuiden de los mayores, pero la tecnología puede hacer su trabajo más fácil y eficiente.
La humanidad y la IA trabajan juntas en el cuidado de las personas mayores
Si las tareas sencillas y repetitivas pueden subcontratarse a la IA, se liberan recursos. Los cuidadores humanos pueden dedicar más tiempo a forjar una conexión humana con las personas a las que cuidan y asegurarse de que se satisfacen sus necesidades emocionales. Al reducir los costes, se puede contratar a más cuidadores humanos para garantizar que los más mayores reciban el apoyo emocional que necesitan.
Sin embargo, incluso con la tecnología inteligente asumiendo parte de la carga, es vital que valoremos y compensemos adecuadamente este tipo de trabajo. Y, aunque la tecnología inteligente puede desempeñar un papel importante en la ampliación y mejora de la atención a las personas mayores, la verdadera clave reside en aprender a valorarla adecuadamente.