Los seres humanos siempre han tratado de vivir más tiempo mientras envejecen. Aunque el envejecimiento todavía se asocia a menudo con el pesimismo y la decadencia, la duración de la vida y la salud han aumentado de manera significativa y constante en los dos últimos siglos. Además, hay indicios de que continuará la tendencia hacia vidas más largas y saludables, con una mayor inversión en soluciones antienvejecimiento y rápidos avances en biotecnología.
El aumento exitoso de nuestros cuerpos a nivel bioquímico, celular e incluso genético, para retrasar (o incluso derrotar) la muerte, podría dar lugar a avances con implicaciones de gran alcance para nuestras vidas y nuestras sociedades.
Cosechando el próximo dividendo de la longevidad
El primer dividendo de longevidad provino de la reducción de la mortalidad infantil. Al tratar enfermedades como la viruela, la tuberculosis, la fiebre tifoidea y la difteria, la mortalidad infantil y juvenil disminuyó considerablemente.
El segundo dividendo de la longevidad se obtuvo y se sigue obteniendo mediante el tratamiento de enfermedades crónicas que tienden a presentarse en la mediana edad y más allá, como las enfermedades cardiovasculares, la diabetes y el cáncer. Mediante exámenes médicos tempranos, tratamientos más eficaces y campañas de sensibilización pública para promover opciones de vida más saludables, la duración de la vida de las personas ha experimentado un aumento que se estima en miles de millones de euros.
La mitigación de las principales causas de morbilidad en cada época fue la fuente de los dos primeros dividendos de la longevidad. El próximo dividendo de la longevidad surgirá al abordar la siguiente amenaza importante a la morbilidad: las enfermedades relacionadas con el envejecimiento y el propio proceso de envejecimiento. Se prevé que para 2030, la población mundial de personas de 60 años o más crecerá un 56%, para 2050, se duplicará en tamaño. Los posibles dividendos de la lucha contra las enfermedades relacionadas con el envejecimiento podrían ser muy importantes. Esos dividendos podrían consistir en aumentos de la productividad gracias al aumento del número de años de trabajo y en posibles ahorros de costes si las personas de edad se mantienen sanas durante más tiempo.
El camino hacia una mayor longevidad
Una confluencia de desarrollos en dominios como la tecnología, la atención sanitaria, la ingeniería y la investigación genética sugiere que estamos al borde de la siguiente fase de extensión de la longevidad. Las inversiones en la investigación contra el envejecimiento muestran un gran interés e impulso. Entre los ejemplos de estos avances en materia de longevidad aumentada cabe citar los siguientes:
Mejoras físicas. Los exoesqueletos y otros aumentos físicos tienen un impacto indirecto pero no por ello menos poderoso en la salud. Si bien no abordan las causas fundamentales del envejecimiento y la mortalidad, pueden prolongar la longevidad física de un individuo. Por ejemplo, el miembro híbrido de asistencia de Cyberdyne (HAL) aumenta la fuerza física de los portadores y el exoesqueleto Phoenix de SuitX permite a los parapléjicos caminar sin asistencia durante cuatro horas a una velocidad de hasta 1,8 km por hora.
Robots sociales. Los compañeros robots impulsados por la inteligencia artificial (IA) podrían ayudar a extender la longevidad cognitiva manteniendo a los individuos mentalmente activos y comprometidos a propósito. Muchos de esos dispositivos, como el PARO (un robot terapéutico), ya están en el mercado y el impacto de su adopción masiva en los próximos años podría ser transformadora. La creciente conciencia de una "epidemia de soledad", con los consiguientes costes sanitarios y sociales, hace que los robots sociales sean una perspectiva especialmente importante para el aumento de la longevidad.
Los wearables. Esto forma parte de un movimiento más amplio de autocuantificación, en el que la omnipresencia de las tecnologías de prendas de vestir inteligentes de la próxima generación ayudará a las personas a vigilar su propio estado de salud y a modificar su comportamiento para prolongar su vida (por ejemplo, aumentando la motivación para hacer ejercicio). La potencia combinada del análisis de datos personalizados, la inteligencia artificial y las técnicas de gamificación aumentará considerablemente la capacidad de provocar y mantener cambios de comportamiento, ya sea por restricción calórica, dietas más saludables o un estilo de vida más activo. Si bien los rastreadores de aptitud física ya son habituales, sus sucesores mejorados podrían ser verdaderamente transformadores debido al mayor grado de personalización y de retroalimentación y de gamificación que se haría posible. Los individuos responden de manera diferente a los distintos incentivos y la capacidad de la próxima generación de prendas de vestir inteligentes para adaptarse a cada usuario único podría tener profundos efectos en la salud.
Tratamientos de rejuvenecimiento. Ya se han obtenido éxitos en la regeneración de músculos, tejidos y órganos mediante la investigación de células madre pluripotentes, la impresión en 3D de órganos y el cultivo y la cosecha de órganos humanos en cerdos. El reemplazo rutinario y sostenible de partes del cuerpo envejecidas podría estar pronto al alcance de la mano. En 2017, los biólogos del Instituto Salk, lograron cultivar células madre humanas en embriones de cerdos. El órgano resultante estaría formado por las propias células madre del paciente, lo que mitigaría el riesgo de rechazo inmunológico. Los científicos suizos del ETH de Zurich también han desarrollado un corazón latiente funcional hecho de silicona y basado en un molde tridimensional.
Terapia genética. La utilización con éxito de la técnica de edición genética CRISPR ha permitido realizar una serie de intervenciones que pueden prolongar la duración de la salud y la vida en los niveles más fundamentales de la biología humana. En agosto de 2017, los científicos corrigieron con éxito un defecto genético en embriones humanos recién creados mediante el CRISPR, demostrando que la tecnología de edición genética podría prevenir la transmisión de enfermedades hereditarias a las generaciones futuras. A medida que los científicos adquieren una mejor comprensión de los procesos genéticos que subyacen a las enfermedades relacionadas con el envejecimiento y del proceso de envejecimiento en sí mismo, las intervenciones genéticas pueden permitirnos retrasar el envejecimiento o, en última instancia, derrotarlo por completo.
En conjunto, estos avances indican que ya estamos viviendo en la era de la longevidad aumentada y que viviremos vidas más largas y saludables que nuestros predecesores. Esto plantea una serie de implicaciones significativas.