Según la Real Academia Española, longevidad es la 'cualidad de longevo'. Y longevo es el adjetivo usado para calificar a una persona 'que alcanza una edad muy avanzada'.
Por supuesto, tanto la longevidad como la duración de la vida tienen que ver con la biología. Y sobre todo con la rama de esta disciplina que analiza el proceso vital de las células y de los órganos de los seres vivos. Sin embargo, si hablamos de seres humanos, la longevidad tiene también implicaciones con la sociología, la economía y la demografía.
El tema de la longevidad no solo es una cuestión científica o académica ya que también ha sido tratado, con mayor o menor rigor, en los libros sagrados de varias religiones (Matusalén en 'La Biblia'), en la literatura clásica ('El retrato de Dorian Grey' o 'Los viajes de Gulliver'), en novelas utópicas ('Diáspora' o 'Santuario'), en películas de cine ('El 6º día') y en modernas series de televisión distópicas ('Altered Carbon').
Y, en estos tiempos que vivimos, la longevidad genera muchos interrogantes: ¿es buena o mala para la sociedad? ¿produce ventajas o inconvenientes? ¿es ético prolongar la edad de los seres humanos más allá del ciclo natural de la vida? ¿quién quiere llegar a los 150 años sin una buena calidad de vida?
Longevidad ¿un bien para la sociedad?
Parece que para los economistas la longevidad sí es un bien para la sociedad.
Por ejemplo, para Juan Carlos Gallego, presidente de MicroBank, “vivir más años es una buena noticia y es fundamental cambiar el prisma para dejar de ver un problema y percibir una oportunidad.” Y remarcó que: “si de verdad somos líderes en el mundo de la longevidad y en España se vive más y mejor, tenemos la obligación de liderar y aplicar políticas sociales claras que nos permitan vivir mejor ese tiempo. Un desafío que es responsabilidad de todos, de los políticos, de la sociedad, de lo público y de lo privado.”
Por su parte, Cristina Segura, directora del Departamento de Personas Mayores de la Fundación ‘La Caixa' considera que “la sociedad está cambiando y el envejecimiento es un reto demográfico en el que emergen nuevas oportunidades a las que tenemos que dar respuesta.”
Asimismo, Rafael Puyol, presidente de Secot, afirmó que la longevidad siempre “es buena porque es el aumento de vida”. Mientras que el envejecimiento trae nuevos retos sociales, como, entre muchos otros, el del mantenimiento de las pensiones o el aumento del gasto sanitario.
Lo que no se puede negar es que la duración de la vida en los seres humanos se ha incrementado de forma importante en los últimos 50 años. Sobre todo en los países más desarrollados y con mayor calidad de vida.
Además, en buena lógica, cualquier ser humano desea vivir el mayor tiempo posible en buenas condiciones de salud. Así que la longevidad, además de una utopía, es un deseo universal enraizado en la mayoría de las personas.
Pero no nos engañemos y vayamos a la segunda parte de la premisa: 'en buenas condiciones de salud'. Y es aquí donde se genera la duda, ya que los órganos de todos los seres vivos vienen con fecha de caducidad. Y ¿quién quiere vivir 150 años postrado en una cama?
En la actualidad el trasplante de órganos está muy avanzado y se realiza sin mayores riesgos que una operación de cirugía menor, o casi. No obstante, no todos disponemos de los medios necesarios para trasplantarlos un riñón o un hígado cuando lo necesitemos. Así que por este lado volvemos a la utopía.
Volvemos al único camino actual: la longevidad natural. Y es cierto que, en los últimos años, muchas más personas superan la cifra de los 100 años de forma espontánea, sin proponérselo. Solo viviendo.
Un interesante estudio sobre la longevidad
La investigadora española María Blasco lidera un grupo de científicos del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) cuyas investigaciones han hallado el factor universal clave para la longevidad de las especies animales. Se trata de los telómeros, unas estructuras más o menos largas cuya función es proteger los genes y que se sitúan en los extremos de los cromosomas dentro de los núcleos de las células.
“Hemos hallado un patrón universal, un fenómeno que explica la duración de la vida de las especies”, afirma la directora del estudio y jefa del Grupo de Telómeros y Telomerasa del CNIO.
Así, el estudio del CNIO confrontó telómeros de ratones, cabras, delfines, gaviotas, renos, buitres, flamencos, elefantes y humanos. Y mostró que viven menos aquellas especies cuyos telómeros se acortan más rápido. Ya que cada vez que las células se multiplican para reparar daños sus telómeros se hacen un poco más cortos.
Ya se sabía antes que los telómeros influían en el comienzo del envejecimiento del organismo. No obstante, no se había relacionado la longitud de los telómeros con la mayor o menor longevidad. Ya que especies que tienen los telómeros muy largos, como los ratones, vivían mucho menos que los humanos que los tienen más cortos.
Así que el grupo dirigido por María Blasco en el CNIO decidió comparar la velocidad de acortamiento de los telómeros en las distintas especies. Y dejar de lado la longitud absoluta de los mismo. De esta manera se comprobó que los telómeros humanos pierden de media unos 70 pares de bases cada año. Mientras que los telómeros de los ratones pierden al año cerca de 7.000 pares de bases.
De este modo quedó demostrado "que lo importante no es el tamaño inicial sino el ritmo de acortamiento, un parámetro que predice la longevidad de la especie con un alto grado de precisión”, en palabras de Kurt Whittemore, primer firmante de este importante y revelador trabajo.
Esperanza de vida al nacimiento en España
Es evidente que la esperanza de vida ha aumentado en todos los países más desarrollados en los últimos 50 años. En España, según el Instituo Nacional de Estadística (INE), la esperanza de vida al nacimiento ha aumentado de forma significativa en las últimas décadas, tanto en hombres como en mujeres.
Así, en el año 1969 la esperanza media de vida era de 71,06 años (73,89 en mujeres y 68,36 en hombres). 10 años más tarde, en 1979, la esperanza de vida habia aumentado casi 4 puntos y se situaba en 74,95 años (71,84 para hombres y 77,97 para mujeres). Y solo 8 años después, en 1987, la esperanza de vida de las mujeres superaba los 80 años alcanzando un cifra de 80,16. Sin embargo la media seguía por debajo con 76,91, dada la baja esperanza de vida de los hombres que se quedaba en 73,59 años.
No fue hasta el año 2004 cuando la esperanza media de vida superó la barrera de los 80 años al colocarse en 80,29. Aunque gracias a la cota de 83,57 del sexo femenino, pues el masculino se quedó en 76,98. Sin embargo, el año 2014, la esperanza de vida de ambos sexos superó la barrera de los 80, con 80,12 para hombres, 85,64 para mujeres y una media de 82,92.
Los últimos datos de INE para el año 2019 sitúan la esperanza media de vida de todos los españoles en 83,59 años. Aunque las españolas siguen liderando la tabla con 86,22, casi 5,5 puntos más que los españoles que se quedan en 80,87 años,
Así que, según las estadísticas, la longevidad es un hecho y, en la segunda mitad del siglo XXI, podremos alcanzar los 100 años de edad de forma natural. Aunque claro, ello depende mucho de la calidad de vida.
Longevidad y calidad de vida
Queda claro que la esperanza media de vida va aumentando con el paso del tiempo, aunque poco a poco. Sin embargo, no pasa lo mismo con la calidad de vida de las personas mayores. Ya que no todas tienen la misma capacidad económica, ni la misma salud física, ni la misma salud mental, por desgracia. Ni tampoco las mismas ganas de vivir.
Así, en España, en 2019, el tiempo de vida saludable se sitúa en los 66,7 años de media. Si se los restamos a los 83,59 años de esperanza media de vida, comprobamos que cerca de 17 años (16,89) vivimos con algún grado de limitación de actividad, ya sea física o psíquica. Un lapso de tiempo elevado...
Por eso, en cuestiones de longevidad el papel de la medicina social es muy importante en el ámbito de las consecuencias que afectan al enfermo longevo en la sociedad actual. Y su objetivo debe de ser añadir salud a los años de longevidad que ganemos y no tanto añadir años a la vida.
Además, la sanidad pública y los compromisos sociales con las personas mayores deben integrar acciones orientadas a evitar la discapacidad prematura en las mismas. Así como a prevenir y a tratar de forma adecuada las enfermedades crónicas en el grupo de más alto riesgo: las personas que tienen 60 años o más.
Asimismo, garantizar la calidad de vida de las personas longevas es el importante reto planteado a nivel regional en el contexto de la cooperación internacional. Así como en las agendas nacionales de la mayoría de los países durante las próximas décadas. Por que es muy posible que muchos de nosotros, querido lector, alcancemos los 100 años, pero ¿cómo queremos disfrutarlos?