A lo largo de los últimos 50 años, el desarrollo socioeconómico de la mayoría de las regiones ha estado acompañado de grandes reducciones de la fertilidad y aumentos igualmente acusados de la esperanza de vida. Este fenómeno ha llevado a cambios rápidos en la demografía de las poblaciones de todo el mundo: la proporción de personas mayores en la población general ha aumentado sustancialmente en un período de tiempo relativamente corto.
Numerosos cambios fisiológicos subyacentes ocurren con el aumento de la edad, lo que supone un incremento de los riesgos para las personas mayores de desarrollar enfermedades crónicas que conlleven una mayor dependencia de atención especializada. A partir de los 60 años, la mayor cantidad de discapacidades y muertes surgen de pérdidas relacionadas con la edad en la audición, la vista y el movimiento, y en condiciones tales como demencia, enfermedad cardíaca, accidente cerebrovascular, trastorno respiratorio crónico, diabetes y afecciones musculoesqueléticas como la osteoartritis y el dolor de espalda.
El Informe Mundial sobre envejecimiento y salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 2015 defiende el Envejecimiento Saludable como un objetivo que ayuda a las personas a "desarrollar y mantener la capacidad funcional que permite el bienestar". En pos de este objetivo, los profesionales de la salud precisan de orientación o capacitación para reconocer y manejar las deficiencias en edad avanzada, pues existe la necesidad apremiante de desarrollar enfoques integrales con una base firme en la comunidad. La guía “Atención integrada para personas mayores. Directrices sobre intervenciones a nivel comunitario para gestionar las pérdidas de capacidad intrínseca” aborda esta necesidad.
Las recomendaciones proporcionadas en la guía sobre atención integrada para personas mayores ofrecen una orientación basada en evidencias para proveedores de servicios de salud sobre los enfoques más apropiados a nivel comunitario con los que detectar y gestionar disminuciones importantes en las capacidades físicas y mentales, y para realizar intervenciones en apoyo de los cuidadores. Estas normas pueden servir de base para la posible inclusión de la temática de la salud de las personas mayores en los programas de atención primaria, utilizando un enfoque integrado que se centre en la persona.
Las directrices y la guía de implementación complementaria están organizadas en tres módulos:
Módulo I: Disminución de la capacidad intrínseca, que incluye pérdida de movilidad, desnutrición, discapacidad visual y pérdida auditiva, deterioro cognitivo y síntomas depresivos.
Módulo II: Síndromes geriátricos asociados a la dependencia de cuidados, incluida la incontinencia urinaria y el riesgo de caídas.
Módulo III: Apoyo del cuidador: intervenciones de apoyo al cuidador y prevención de altos niveles de tensión en el cuidador.
El Centro Internacional sobre el Envejecimiento (CENIE) ofrece la traducción de esta guía (versión en español) que ha sido cofinanciada por el Fondo de Desarrollo Regional (FEDER) en el marco del Programa de Cooperación Interreg V-A, España–Portugal, (POCTEP), 2014-2020.