“Últimamente mi cerebro va a una velocidad y mi cuerpo a otra, difícilmente puedo hacerles caso a ambos”, me dijo mi padre luego de una caída por las escaleras tras estar reparando la iluminación de su piso. En ese entonces él tenía 68 años.
Y su respuesta para justificar por qué había perdido el equilibrio y caído hacia atrás quedó muchos años dando vueltas en mi cabeza, pues de una manera simple y clara definió el envejecimiento, y no necesariamente involucraba deterioro o enfermedad. Y ahí caí en la cuenta de que mi padre es un “baby boomer” … ¡¿Un qué?!
Recientemente se ha popularizado el término “boomer” que define a un segmento de adultos, que, si bien ya ha sobrepasado los 65 años, están muy lejos de ser ancianos retirados. Son ciudadanos activos, con roles definidos y están muy lejos de los cruceros y del clima cálido de la costa.
Incluso, muchos de ellos, actualmente poseen cargos importantes y estratégicos en el mundo, como presidentes y políticos, artistas consagrados, cineastas, escritores y científicos.
¿Quiénes son los “Boomers”?
El término “baby boomer” se utiliza para describir a aquellas personas que nacieron durante el llamado “baby boom”, fenómeno donde las tasas de natalidad aumentaron significativamente tras la Segunda Guerra Mundial, entre los años 1946 y 1964.
Son una generación que decidió tener hijos más tardíamente que lo que habrían hecho sus padres para poder estudiar y formarse académicamente. Lo mismo que viajar, tener hobbies y salirse de los esquemas tradicionales de familia.
Es así como hoy en día, personas de entre 60 y 80 años se encuentran en las esferas más importantes y representativas de la sociedad: arte, cultura, política, economía, publicidad, ciencia, gastronomía, entre otros.
Esto no hace más que demostrar, que bastante de lo que hoy somos como sociedad, y más en aquellas áreas que nos enorgullecen, son obra de estos “boomers” que han dedicado su tiempo, intelecto y vida en el desarrollo de estas disciplinas.
¿La vejez es anti publicitaria?
Una influenciadora con la que solemos comunicarnos desde Theramart, tiene 72 años y una cuenta en Facebook.. Ella, escritora e ilustradora de ficción, ama compartir sus trabajos en su “muro”. Pero, con el pequeño detalle de que no revela su nombre ni su edad real.
En varias ocasiones hablamos de ello, y su respuesta es siempre la misma, “Si digo la edad que tengo nadie va a compartir mis trabajos ni me va a valorar, ¿quién quiere seguir las ilustraciones de una vieja?, soy el anti-márquetin”.
Pero ¿cuánto hay de prejuicio y cuánto hay de realidad en el sentir de esta ilustradora? Es evidente que como profesional y mujer se ha enfrentado con situaciones en las que se ha sentido rechazada por su edad. Y ni siquiera su obra y experiencia la han podido proteger.
Una mirada sobre el envejecimiento: Cómo nos ven y cómo miramos
Cuando vivimos en sociedad todo es cuestión de percepción (propia y ajena) y la percepción no es aleatoria ni casual, sino que es un conjunto de paradigmas y mandatos que nos hacen ver las cosas de determinada manera.
¿Cuándo comenzó a plantearse la idea de que durante la tercera edad las personas debían convertirse en miembros pasivos? Porque, una cosa es la salud y otra cosa muy diferente la intelectualidad.
Uno puede retirarse de su trabajo de treinta años, pero no necesariamente retirarse de la vida social y de los asuntos “de importancia”. El cuerpo puede achacarse, pero las ideas mantenerse bien firmes. Una cosa no debería quitar a la otra.
En algunas ocasiones pareciera que la opinión de un anciano valiese menos que la de un joven, como si el adulto representara viejos ideales y esos ideales no encajaran con los nuevos. Y aquí es donde actúa la percepción generalizada, y, por ende, la propia.
Salir de la caja, cambiar la percepción ¿es posible?
Salir de la caja de lo tradicional es cambiar el punto de vista, es permitirnos como ciudadanos hacer un lugarcito a los demás. Necesitamos cambiar esa percepción sobre el envejecimiento, y dejar de asociar la vejez con pasividad y enfermedad. Y con cercanía a la muerte o ideas vetustas.
Los “boomers” están en todos lados; al levantar la vista, abrir un libro, oír la radio, observar una pintura, escuchar una melodía o saborear un platillo. Allí están ellos. Fueron formando y forjando mediante sus esfuerzos, sensibilidad y sabiduría aquellos deleites de los que hoy disfrutamos (y que muchas veces nos representan).
Y lo mismo deberíamos pensar que estamos haciendo las generaciones más jóvenes hoy. Estamos construyendo un mundo a nuestra imagen y semejanza para quienes nos preceden, y realmente nos gustaría que nos dejen formar parte de esto en el futuro, ¿verdad?