El segmento de personas mayores tiene un interés cada vez más importante para la industria de viajes y ocio, tanto por el volumen de negocio que representa como por la facilidad para hacer contrataciones más regulares a lo largo del año al disponer de un tiempo no condicionado a periodos laborales y de vacaciones. La comprensión del segmento requiere conocer sus preferencias y criterios que utilizan para tomar sus decisiones sobre destino turístico y alojamiento contratado.
Viajar es una forma de hacer la vida más agradable e interesante. Los datos de esta muestra nos indican que el grado de “satisfacción con la vida” y con los “logros que está alcanzando en su vida” de las personas, tanto de los menores como de los mayores de 60 años, está relacionado con el número de viajes realizados a lo largo del año. El número de viajes que han hecho en los dos últimos años las personas de más de 60 años es mayor (4,86) que las personas de menor edad (3,52), aunque esta diferencia no es suficientemente significativa. Podemos ver que la evolución del número de viajes y la edad no siguen una tendencia lineal; de 25 a 39 años se viaja mucho (4.10), luego hay una disminución en esta actividad de los 40 a 49 años (posiblemente por el cuidado de los niños pequeños en la familia), y luego vuelve a tener una senda creciente hasta llegar a los 75 años, momento en el que posiblemente queden mermados de forma importante el grado de autonomía y el ánimo para encarar este tipo de actividades.
Las personas mayores buscan claramente la comodidad y facilidad a la hora de elegir, contratar y disfrutar del destino y del alojamiento. Contratan en mayor medida a las agencias de viaje (24,27%, frente a un 9,12% de los menores de 60), se apuntan a viajes organizados (39,30% frente al 10.96% de los menores de 60), no son ellos en persona los que gestionan la contratación sino su pareja u otro familiar (sólo el 57,67% lo gestiona personalmente, frente al 82,58% de los de menos de 60) y prefieren en su gran mayoría alojarse en un hotel (83,11% frente al 63, 43% de los de menos de 60) que es una forma de alojamiento que ofrece servicios más amplios que otras modalidades de alojamiento como apartamentos.
Los mayores de 60 utilizan en menor medida que los menores de 60 webs especializadas la contratación o información sobre alojamientos, un 10,75% frente al 33,78%. Este es un dato que puede explicarse por dos razones; en primer lugar, por la menor utilización de internet por parte de este colectivo y, en segundo lugar, por el deseo de tener un trato personal a la hora de buscar, seleccionar y contratar el alojamiento y otros servicios para su viaje de ocio o vacaciones. Este porcentaje cae significativamente a partir de los 71 años.
De ahí que el gasto que realizan en el alquiler del alojamiento sea más importante comparativamente con los menores de 60; 391,24€ por persona y estancia, frente al 267,70€, respectivamente. Este mayor gasto también se extiende al resto de gastos vinculados con la estancia durante los días de ocio o vacaciones; este gasto por persona en el caso de los mayores de 60 es de 510,6€ frente a los 389,28€ de los menores de 60. Este mayor gasto en una parte tiene que ver con el mayor número de noches alojados (3,71 frente a 3,43), pero posiblemente también tenga que ver aún más con su mayor propensión al gasto fruto del deseo que contratar mayores servicios en destino, como comidas, desplazamiento, visitas, etc. Se aprecia claramente que el tramo de edad que menos se gasta por persona en alquiler y en otros gastos de estancia es el de 25 a 39 años y el que más se gasta es el de 71 a 75 años; luego a partir de esa edad este gasto disminuye algo, pero es aún muy superior al que se observa en el primer tramo de edad considerado.
El gasto en alquiler del alojamiento es el mismo tanto si van en viaje organizado como si lo hacen por su cuenta. No obstante si han diferencia en los otros gastos vinculados a la estancia (comidas, contratación de visitas,…..) ya que estos son mayores cuando van por su cuenta que cuando van en viaje organizado. Por tanto harían bien las cadenas de hoteles y los organismos promotores de destinos turísticos en fidelizar a este tipo de clientes, deben ser sin duda más rentables que los menores de 60.
A diferencia de los de menos de 60, los mayores viajan más en pareja (53,87% frente a 35,29%) y solos (9,41% frente a 4,81%) y menos en familia (25,80% frente a 45,99%), lo que conlleva que el número de personas con las que viajen sea posiblemente algo más bajo que en el caso de menores de 60 y eso condicione el tipo de alojamiento que prefieren utilizar; como ya hemos dicho, hotel frente a otras opciones más económicas que son más utilizadas por los de menos de 60, como apartamentos turísticos y casas de turismo rural.
Otra clara diferencia es la motivación del viaje. Los mayores buscan principalmente disfrutar del patrimonio y la cultura (27,04%), de la visita a ciudades (26,07%) y de la visita a familiares y amigos (8,37%), y declaran tener menos preferencia que los menores de 60 en ir a la playa, disfrutar de la naturaleza y el campo o prácticas el esquí u otros deportes. Por tanto, no valen son los mismos productos los que deben ofertarse a las personas mayores que a los de menos de 60; tienen motivaciones diferentes y por tanto son diferentes sus expectativas sobre lo que quieren encontrar en los lugares a los que van y en los alojamientos que contratan. El grado de satisfacción obtenido con el alojamiento (principalmente hoteles) es alto (4,37 sobre 5), lo que se refleja no sólo en la satisfacción general sino también en todos y cada uno de los componentes que explican esa satisfacción (trato, equipamiento, instalaciones, etc.). Este grado de satisfacción es algo mayor que el mostrado por los menores de 60, por tanto, podemos decir que la actual oferta vacacional y de ocio destinada a los mayores es adecuada a sus expectativas.
Cuando hacen este tipo de viajes lo hacen a lugares más alejados que aquellos a los que van los menores de 60; el 66,8% lo hace a otras comunidades autónomas frente al 50,65% de los menores de 60. Esto es compatible con el hecho de que, como ya hemos dicho anteriormente, los viajes por ocio o vacaciones de los mayores de 60 duran algo más que los de personas de menor edad. Por tanto, viajan más y a lugares más lejanos, lo que implica dedicar más tiempo, que sin duda tienen, y más presupuesto que los que dedican los tramos de edad más jóvenes.