Billones de bacterias y otros microorganismos habitan de forma natural en nuestro organismo, en especial en nuestro tracto digestivo y fundamentalmente en el colon. Ese conjunto de bacterias con las que convivimos son conocidas como microbiota o microbioma. Y son mucho más numerosas que nuestras propias células humanas. El equilibrio entre ambas en fundamental.
El microbioma es fundamental para la salud y la longevidad
Los expertos en envejecimiento hablan de diversos determinantes de la longevidad. Repartidos a partes iguales serían las condiciones aleatorias (la suerte en definitiva), las condiciones naturales (en concreto la genética), y las condiciones ambientales (hábitos, entorno, dieta, o salud en el útero antes de nacer). Y como línea muy innovadora se empieza a hablar del papel del microbioma como la causa de nuestras diferencias entre individuos en salud, mortalidad y esperanza de vida.
Los investigadores cada vez están más interesados en conocer cómo interactúa con nosotros este conjunto de microorganismos, de bacterias, imprescindibles para vivir, y que afectan a nuestra salud y enfermedades.
El peso total de las bacterias con las que convivimos puede variar entre los 900 gr y los casi 2 kilos. Nos habitan más de 40 mil especies diferentes de bacterias. La mayor parte de la microbiota humana se forma durante los dos o tres primeros años de vida, pero empezamos a construirla en el canal del parto. La placenta tiene su propio microbioma, e incluso es posible que alguna parte se pueda transferir al feto.
Cada individuo cuenta con su propio microbioma
El conjunto es característico de cada persona y situación. Y puede verse alterada su composición según la alimentación, el estado de salud, la edad, la ubicación geográfica, o incluso el estrés de la persona. Por ejemplo, tomar antibióticos le afecta. Pero la composición genética de todo el cuadro permanece, aunque cambie el número de bacterias.
Se habla ya de que el microbioma podría convertirse en la nueva huella dactilar. Un equipo de la Universidad de Harvard parece haber confirmado que en el caso del microbioma existen numerosos aspectos que se repiten entre individuos, pero las diferencias existentes son suficientes para caracterizar a cada persona (Identifying personal microbiomes using metagenomic codes, publicado en PNAS).
La relación del microbioma con la salud
Aunque hace tiempo que se sabe que convivimos con bacterias y otros microorganismos beneficiosos e imprescindibles para la vida, los estudios sobre estos organismos como ecosistema y su interacción con nuestras células es reciente, y está muy en boga (A decade studying the human microbiome). Es raro el día que no se hable de que se han encontrado pruebas de la relación que tiene el microbioma con un nuevo aspecto de la salud e incluso del estado de ánimo.
En todo caso, se conoce ya que el microbioma interviene en la digestión y el metabolismo, tiene funciones defensivas, entre ellas producen antibióticos naturales, disminuyen el colesterol alto, desactivan contaminantes y sustancias tóxicas y generan sustancias anticancerígenas y por supuesto modulan el envejecimiento.
La alteración del microbioma intestinal interviene por tanto en enfermedades
Se relaciona al microbioma con la obesidad, con la tendencia a tener caries, o con el autismo. Pero es que la alteración del microbioma es un factor más, importante y hasta ahora poco conocido, que interviene en algunos tipos de alergias y diversas enfermedades autoinmunes, diabetes, colesterol alto, alteraciones del hígado, problemas de la piel, algunos tipos de cáncer e inclusive procesos degenerativos del sistema nervioso. Recientemente se ha asociado el Parkinson y el Alzheimer con alteraciones de las bacterias intestinales.
Como solución en pruebas quizás hayáis oído hablar de los trasplantes fecales (Rompiendo paradigmas. Trasplante de microbiota intestinal: reporte preliminar). Consiste en transmitir las bacterias de un paciente sano a uno enfermo de ciertos problemas intestinales, como diarreas o incluso en casos graves de obesidad, y otras enfermedades en las que se está probando (Éxito de los trasplantes fecales). Ya hay bancos de heces destinados a ello (Ver El primer banco de heces de Holanda ya trabaja con sus primeros donantes y Openbiome)
¿Y de qué manera afecta a la longevidad?
Retrasar el proceso de envejecimiento podría ser posible un día con suplementos derivados de las bacterias intestinales. En un reciente proyecto han investigado si la composición genética del microbioma también podría ser importante para la longevidad (publicado en Microbial Genetic Composition Tunes Host Longevity en la revista Cell)
Los microbios intestinales cambian con la edad. Nos los contaba Carmen Peláez, del Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación del CSIC (Autora del libro de divulgación ¿Qué sabemos de… ‘La microbiota intestinal’? de editorial CSIC y Catarata).
La disminución de microorganismos puede contribuir a una mayor inflamación y a una muerte prematura, al envejecer, acabamos inevitablemente padeciendo una inflamación crónica de bajo grado. Diversos estudios trabajan en buscar soluciones que reequilibren la microbiota intestinal para mejorar la salud intestinal y por tanto, prevenir las enfermedades vinculadas a la edad. En este sentido se estudian también el uso de probióticos y prebióticos, pero aún no está comprobada su efectividad en este sentido.
En este aspecto es interesante conocer qué aspectos desequilibran al microbioma tales como el estrés, la lactancia artificial, el uso recurrente de antibióticos, el consumo regular de azúcar refinado, la falta de consumo de frutas y de verduras, diversos fármacos: esteroides, antiinflamatorios, anticonceptivos, laxantes, etcétera. O el consumo excesivo de bebidas alcohólicas, o el alto consumo de grasa en la dieta.
Habrá que cuidar de nuestras bacterias, si ellas están felices nosotros también.
Fuente: Envejecimiento en Red