En 2050 un tercio de los españoles tendrá más de 65 años. Esto genera grandes oportunidades para las pymes que cuiden de su salud y mejoren su calidad de vida. Una tarea en la que las nuevas tecnologías tienen mucho que aportar.
De todas las tendencias de futuro que han identificado los expertos, algunas llegarán a materializarse y otras se quedarán quizá en agua de borrajas. Pero hay una que se cumplirá casi con absoluta certeza: el envejecimiento de la población. Las previsiones del INE apuntan a que dentro de un par de años, el 20% de los españoles tendrá más de 65 años. En 2030, el porcentaje aumentará al 25% y en 2050 llegará al 35%. España será entonces el segundo país más envejecido del mundo, por detrás de Japón, y habrá 76 jubilados por cada 100 habitantes en edad de trabajar.
El envejecimiento de la población supone un reto para las Administraciones Públicas, que tendrán que abordar cuestiones como la sostenibilidad del sistema de pensiones y el aumento de las necesidades sanitarias y de servicios sociales. Pero el reto no es sólo del sector público. Las start up, en tanto que fuente principal de innovación, también están aportando su granito de arena en un sector que, indudablemente, supondrá uno de los principales nichos de mercado en las próximas décadas.
Oportunidades de negocio
Las iniciativas públicas y privadas se orientan a lo que se ha calificado como el envejecimiento activo. "Se trata de aportar soluciones que permitan llegar al momento en el que cada uno decida jubilarse, total o parcialmente, en las mejores condiciones de salud, tanto física como mental, y mantenerla a partir de ese momento", señala Luis Castillo, Madrid Ambassador de Aging2.0. Esta organización estadounidense se dedica a apoyar la innovación en el campo del envejecimiento en más de veinte países.
El envejecimiento abre todo un campo de oportunidades de negocio y generación de riqueza para la sociedad. De hecho, la economía de la longevidad en EEUU, es decir, aquella enfocada en las personas mayores de 50 años, genera un PIB de 6,3 billones de euros, según un estudio realizado por Oxford Economics y la AARP (la principal asociación de personas mayores de EEUU). Si fuera un país, sería la tercera economía más grande del mundo.
Uno de los sectores que están generando más oportunidades es la biomedicina, lo que incluye la medicina personalizada, las nuevas terapias de salud preventiva y el control de enfermedades crónicas. El objetivo es dotar de una mayor calidad de vida al mayor e incluso, si es posible, frenar el envejecimiento. Un ámbito en el que las start up ya están haciendo grandes progresos. Así, Rejuvenate Bio, creada por un prestigioso biólogo de Harvard, afirma poder doblar la esperanza de vida de los perros y, algún día la de los seres humanos, mientras que la española Life Length investiga la longitud de los telómeros celulares, uno de los indicadores más fiables del envejecimiento biológico de un individuo.
Residencia o domicilio
Otro campo de mejora es el de los nuevos entornos de vivienda. La cuestión no es baladí si se tiene en cuenta que el coste medio de una residencia geriátrica ronda los 2.000 euros al mes, según un estudio de la consultora DBK. Un precio que no está al alcance de todos los bolsillos. En este sentido, las nuevas tecnologías pueden ser un buen aliado. Por ejemplo, la start up cordobesa Beprevent ha desarrollado unas etiquetas inteligentes que se adosan a cualquier objeto de la casa y permiten monitorizar las rutinas del anciano, lo que facilita que pueda vivir en su domicilio de forma independiente.
Otros nichos de mercado son el de la nutrición, con la incorporación de alimentos antioxidantes, y la mejora de la forma física del mayor: desde gimnasios y entrenadores personales hasta apps y pulseras de actividad. También las iniciativas de ocio y viajes especializados en la tercera edad, así como servicios financieros y legales ajustados a sus necesidades.
Desde Aging 2.0 apuntan otro nicho clave: la formación permanente del mayor. Aquí caben tanto las Universidades para Mayores como las iniciativas orientadas a la transformación digital de los senior.
Conscientes del papel que juegan las start up en esta materia, varios organismos públicos están desarrollando programas de incubación para ponérselo fácil. Es el caso del Centro Europeo de Empresas e Innovación del Principado de Asturias. Su Programa BioCEEI Salud y Envejecimiento Activo va ya por la cuarta edición y continúa seleccionando 10 proyectos todos los años. Durante cuatro meses les ofrece formación y tutorización para el desarrollo del plan de negocio, contactos y acceso a expertos en el campo del envejecimiento, además de acompañar a los emprendedores en la búsqueda de financiación.
En este último punto no deberían tenerlo muy difícil, ya que la longevidad y el envejecimiento activo figuran entre los temas de inversión favoritos de los gurús financieros. Como botón de muestra, la start up británica Juvenescence, especializada en la lucha contra el envejecimiento, ha logrado recabar 50 millones de dólares en menos de dos años. Planea conseguir otros 100 antes de que acabe el año y salir a Bolsa en 2019.
En el plano europeo, programas como Horizonte 2020 o el Instrumento Pyme priorizan áreas como la salud, el cambio demográfico y el bienestar.
Por otro lado, también hay iniciativas privadas centradas en este ámbito. Es el caso de Senda Startup, una aceleradora gallega que mentoriza y financia proyectos innovadores en salud, asistencia, envejecimiento activo y bienestar.
La clave de la eterna juventud
¿Se ha fijado alguna vez en el plástico que recubre las puntas de los cordones de los zapatos? Si se pierde, los cordones empiezan a deteriorarse. Las células del cuerpo humano funcionan igual. En su caso, esas 'capuchas' son los telómeros. Con el paso del tiempo se acortan, lo que impide que las células se renueven (lo que lleva al envejecimiento) o que se reproduzcan correctamente, lo que puede generar cáncer.
Life Length se dedica a analizar la longitud de estos telómeros, ya que son uno de los mejores indicadores de la edad biológica del individuo. "Así, el paciente puede ver el ritmo al que está envejeciendo y, si es necesario, cambiar el estilo de vida", explica su presidente, Stephen J. Matlin. La compañía nació en 2010 como una 'spin off' del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas y es el único laboratorio español acreditado por el Ministerio de Sanidad en esta materia. Entre sus clientes figuran clínicas de más de 30 países que ofrecen servicios de medicina preventiva. Un campo en boga en EEUU, pero que en España aún es incipiente.
La tecnología de Life Length también sirve para estudiar el cáncer, así como para testar los productos anti envejecimiento de diversas compañías farmacéuticas, que intentan frenar e incluso revertir el acortamiento de los telómeros. Algo que podría frenar el envejecimiento de un individuo o incluso rejuvenecerlo.
Etiquetas que cuidan del mayor
Los fundadores de Beprevent no son los típicos emprendedores 'Millenial' con un marcado perfil digital. Pero a lo largo de su dilatada experiencia en el sector de la tercera edad se dieron cuenta de que la tecnología actual facilita que las personas mayores cumplan una de sus principales metas: vivir en su propio domicilio de forma segura e independiente. Los dispositivos de esta 'start up' se adhieren a varios objetos de la casa (por ejemplo, la nevera, el bote de las medicinas o las gafas). El tamaño de estos sensores es mínimo, apenas el de una moneda de dos euros y el cliente elige dónde colocarlos. Toda la información se centraliza en un 'router' que lo envía a una central vía GPRS, por lo que la vivienda no necesita tener internet.
"La independencia y la intimidad del cliente están en nuestros genes. Nosotros no vemos la información, sólo los familiares. Y la familia puede configurar esta información como quiera y determinar el sistema de alarmas", explica Rafael Serrano, CEO de la compañía cordobesa.
La idea surgió hace tres años cuando los socios se dieron cuenta de que en el ámbito de los cuidados para la tercera edad se estaba prestando el mismo tipo de servicios que hace 20 años. "Es un nicho de mercado con mucho potencial, dada la situación demográfica, y pensamos que necesitaba una nueva perspectiva", explica Serrano. La iniciativa fue seleccionada por el 'Programa Minerva' de emprendimiento tecnológico promovido por Junta de Andalucía y Vodafone.
La compañía, que ha vendido ya más de 700 dispositivos, distribuye sus productos a particulares y también a empresas de teleasistencia.
Cazatalentos del cuidado doméstico
"Las residencias de ancianos se muestran casi como 'resorts' y nada más lejos de la realidad", señala Jorge Cantero, CEO de Cuidum. La compañía valenciana actúa como una firma de cazatalentos para los cuidadores domésticos. "Uno de nuestros socios fundadores es enfermero y nos explicaba que en las residencias hay muchas personas que podrían estar en su casa, lo que es importante para el bien del mayor", comenta Cantero. "Pensamos que las residencias son recursos necesarios, pero sólo en determinados casos".
Cuando Cuidum nació en 2015 no había ningún proyecto similar: "No queríamos basarnos en el esquema de economía colaborativa porque pensamos que es precarizar aún más la profesión de cuidador. De hecho, ocho de cada nueve trabajan en la economía sumergida". En consecuencia, crearon un modelo de negocio que vela por las dos partes. Así, tras realizar un riguroso proceso de selección, cuentan con una base de datos de 75.000 cuidadores. El cliente que requiere los servicios de un cuidador acude a la agencia, que le adjudica el más adecuado. Cliente y cuidador firman un contrato.
Posteriormente, la agencia mantiene el contacto con clientes y cuidadores y gestiona posibles sustituciones, en caso de ser necesarias. La agencia cobra una única tarifa de colocación de 250 a 500 euros (en función de las dificultades para encontrar el cuidador), más un 'fee' mensual cercano a los 50 euros. En tres años la empresa ha atendido a más de 3.000 familias y factura 550.000 euros.
La importancia del testamento vital
Algunas personas no logran conservar sus facultades mentales en la última etapa de su vida, ya sea por demencia senil o por enfermedades como el Alzheimer. Pero esto no implica necesariamente que su destino dependa de la voluntad de sus familiares. El testamento vital permite especificar los procedimientos médicos y los cuidados sanitarios que se quieren (o no) recibir, llegado el caso.
Este es uno de los servicios que presta la 'insurtech' Mi Legado Digital, aunque no el único. La compañía también permite realizar todo tipo de gestiones para que el cliente pueda ordenar sus asuntos antes de su fallecimiento. Desde el testamento digital, en el que se gestionan todas las cuentas, contraseñas y demás información online, hasta el envío de flores para el entierro o el registro de los antecedentes genéticos.
La fundadora de esta 'start up' es Judith Giner, una ex agente de seguros de decesos. "Los seguros antes cubrían la lápida, el nicho y poco más. Me di cuenta de que había que ampliar la cobertura", señala. Para ello se sirve de la tecnología 'blockchain'. "Es como un notario gigante", señala Giner. "De este modo, quedaría constancia de la voluntad del cliente incluso si nuestra empresa quebrase".
La compañía sirve de plataforma para distintas aseguradoras y también da servicio al usuario final. Cuenta con más de 850.000 clientes.
Fuente: Expansión