Las investigadoras Elisa Sala y Regina Martínez comienzan este enero con el trabajo de campo del proyecto “Soliedad”, que se desarrolla en Zamora gracias al Centro Internacional sobre el Envejecimiento (CENIE) de la Fundación General de la Universidad de Salamanca y con la colaboración de la Escuela de Enfermería del Campus Viriato.
Se trata de un estudio sobre la soledad no deseada entre mayores de 65 años, en el que van a participar un total de 68 zamoranos —la mayor parte mujeres— durante diez sesiones repartidas en tres meses. “El objetivo es generar oportunidades para socializar con las personas interesadas que, o bien se sienten solas, o quieren aumentar sus relaciones”, adelanta la psicóloga Regina Martínez.
El objetivo es realizar estas sesiones con actividades dinámicas y muy participativas. “Lo que queremos es potenciar la generación de oportunidades par que se vinculen unas con otras”, señala la investigadora, quien desgrana alguno de los aspectos que se tratarán en las sesiones, como participación, soledad, intereses o valores personales. “Lo que intentaremos es empoderar a estas personas para ayudarlas a que reconozcan sus fortalezas”, subraya. “Vivimos en una sociedad muy individualista y algunas personas se encuentran por ello en situaciones donde se les discrimina, no se les valora”, lamenta.
Invisibles
Una triste realidad que, a través de este programa, intentarán revertir. “Poniendo en común sus historias vitales se descubren unos bagajes que muestran, en muchas ocasiones, unas fortalezas que en muchos campos quedan invisibilizadas”, denuncia.
Estos encuentros, por tanto, servirán para potenciar las relaciones entre grupos de iguales, que pueden acarrear interesantes beneficios. “Muchos pueden estar atravesando una serie de retos en su etapa vital, como enfrentarse a la jubilación, al cuidado de una persona dependiente o a la pareja, a inicio de la fragilidad en su salud o a un duelo”, pone como ejemplos la psicóloga. Unas situaciones por las que pueden haber pasado ya otros compañeros.
“El hecho de poder compartir este espacio, tener una conversación y poner en común intereses y preocupaciones con personas a las que le están pasando o han pasado por situaciones similares, les sitúa en una posición de simetría que ayuda al reconocimiento mutuo y a la abertura emocional”, valora la experta por este estudio con los mayores zamoranos como protagonistas.
Primera toma de contacto
Antes del inicio de las sesiones, los participantes tuvieron una primera toma de contacto previa a las vacaciones de Navidad, para tener un acercamiento entre los que se convertirán en futuros compañeros las próximas semanas. La cafetería del Campus Viriato fue el lugar elegido para, acompañados por un rico chocolate con churros, explicar en profundidad el proyecto y conocer a los voluntarios que también estarán implicados en esta fase del programa.
El número de participantes se podrá ampliar pasados estos tres meses programados para el grupo con el que se comienza a investigar. “Con los nuevos integrantes que se quieran incorporar al estudio, se comenzaría una segunda edición a partir del mes de abril”, adelanta Elisa Sala.
Los interesados puedes acercarse hasta el edificio de la Escuela de Enfermería del Campus Viriato de Zamora, donde se les informará sobre los detalles del programa y la forma de participar en ese segundo turno.
La labor de los voluntarios
En un proyecto de estas características, donde lo importante son las personas, es de vital importancia la implicación de los voluntarios para poder llevar a cabo las actividades programadas. Desde la organización se aprecia especialmente la implicación de un grupo de enfermeras jubiladas, que participarán en este programa de manera activa. La psicóloga Regina Martínez valora precisamente que estos ayudantes tengan edades similares a los participantes, una circunstancia que se tendrá en cuenta a la hora de sacar conclusiones. “Será algo que también se investigue. En otros casos, en función de cuál sea el perfil de las personas facilitadoras, el fluir o el clima que se genera en el grupo será de uno u otro tipo”, asegura Martínez.
Y, en este caso concreto, es importante que ese clima sea lo más relajado posible, teniendo en cuenta la sensibilidad de los temas que se tratan. Las voluntarias en este proyecto —junto a alumnos y profesores de la Escuela de Enfermería del Campus Viriato de Zamora— tienen como objetivo ayudar a crear esa red de solidaridad y compañía. Forman así parte de una cadena que pone en práctica la atención y captación de personas en situación de soledad no deseada.
“Lo importante es que esto sea exitoso y seguir creando esa red vecinal de solidaridad y ayuda”, subraya Covadonga Gutiérrez, una de las representantes, en nombre de todas sus compañeras. Esta colaboración desinteresada suma también el tener un acercamiento especial con otras personas “y esa relación de confianza que han mantenido con los pacientes puede servirles ahora en esa lucha contra la soledad no deseada”, añade. Una gran labor de difusión del proyecto desarrollado con el apoyo del Centro Internacional sobre el Envejecimiento (CENIE) y posterior captación de participantes ha realizado este grupo de voluntarias durante las semanas previas al inicio oficial del programa, a través de mesas informativas colocados tanto en el Virgen de la Concha, el Hospital Provincial y los centros de salud.
Vía: La Opinión de Zamora