La movilidad limitada no significa que no pueda hacer ejercicio
No es necesario tener movilidad total para experimentar los beneficios del ejercicio para la salud. Si una lesión, discapacidad, enfermedad o edad han limitado tu movilidad, todavía hay muchas maneras en las que puedes usar el ejercicio para mejorar tu estado de ánimo, aliviar la depresión, aliviar el estrés y la ansiedad, aumentar la autoestima y mejorar uu perspectiva de la vida.
Cuando haces ejercicio, tu cuerpo libera endorfinas que energizan tu estado de ánimo, alivian el estrés, aumentan tu autoestima y desencadenan una sensación general de bienestar.
Si tienes una discapacidad, un problema grave de peso, una afección respiratoria crónica, diabetes, artritis u otra enfermedad continua, puedes pensar que tus problemas de salud te impiden hacer ejercicio de manera efectiva. O tal vez te has vuelto frágil con la edad y estás preocupado por caerte o lesionarte si tratas de hacer ejercicio. La verdad es que, sin importar tu edad, condición física actual y si has hecho ejercicio en el pasado o no, hay muchas maneras de superar tus problemas de movilidad y cosechar las recompensas físicas, mentales y emocionales del ejercicio.
¿Qué tipos de ejercicio son posibles con movilidad limitada?
Es importante recordar que cualquier tipo de ejercicio ofrece beneficios para la salud. Los problemas de movilidad inevitablemente hacen que algunos tipos de ejercicio sean más fáciles que otros, pero no importa cuál sea tu situación física, debes tratar de incorporar tres tipos diferentes de ejercicio en tus rutinas:
Ejercicios cardiovasculares que aumentan la frecuencia cardíaca y aumentan la resistencia: Estos pueden incluir caminar, correr, montar en bicicleta, bailar, jugar tenis, nadar o "aquajogging". Muchas personas con problemas de movilidad encuentran que el ejercicio en el agua es especialmente beneficioso ya que apoya al cuerpo y reduce el riesgo de molestias musculares o articulares. Incluso si estás confinado a una silla de ruedas, todavía es posible realizar ejercicios cardiovasculares.
Ejercicios de entrenamiento de fuerza que implican el uso de pesas u otra resistencia para construir masa muscular y ósea, mejorar el equilibrio y prevenir caídas: Si tienes movilidad limitada en tus piernas, tu enfoque será en el entrenamiento de fuerza de la parte superior del cuerpo. De manera similar, si tienes una lesión en el hombro, por ejemplo, tu atención se centrará más en el entrenamiento de fuerza en las piernas y el corazón.
Ejercicios de flexibilidad ayudan a mejorar tu rango de movimiento, prevenir lesiones y reducir el dolor y la rigidez. Estos pueden incluir ejercicios de estiramiento y yoga. Incluso si tienes movilidad limitada en las piernas, por ejemplo, puedes beneficiarte de estiramientos y ejercicios de flexibilidad para prevenir o retrasar la atrofia muscular.
Comenzar una rutina de ejercicios
Comienza lentamente y aumenta gradualmente tu nivel de actividad. Empieza con una actividad que disfrutes, vayas a tu propio ritmo y mantengas tus metas controlables. Cumplir con las metas más pequeñas de acondicionamiento físico te ayudará a ganar confianza en tí mismo y a mantenerte motivado.
Haz del ejercicio parte de tu vida diaria. Planea hacer ejercicio a la misma hora todos los días y combina una variedad de ejercicios para evitar que te aburras.
No te rindas. Toma alrededor de un mes para que una nueva actividad se convierta en un hábito. Escribe tus razones para hacer ejercicio y una lista de metas y colócalas en un lugar visible para mantenerte motivado. Concéntrate en objetivos a corto plazo, como mejorar tu estado de ánimo y reducir el estrés, en lugar de objetivos como la pérdida de peso, que pueden tardar más tiempo en alcanzarse. Es más fácil mantenerte motivado si disfrutas de lo que estás haciendo, así que busca maneras de hacer que el ejercicio sea divertido.
Espera altibajos. No te desanimes si te saltas unos días o incluso unas semanas. Sucede. Empieza de nuevo y poco a poco recupera tu antiguo ímpetu.
Superar las barreras mentales y emocionales para hacer ejercicio
Además de los desafíos físicos a los que te enfrentas, también puedes experimentar barreras mentales o emocionales para hacer ejercicio. Es común que las personas se sientan cohibidas acerca de su peso, discapacidad, enfermedad o edad, y quieran evitar hacer ejercicio en lugares públicos. Algunas personas mayores tienen miedo de caerse o lesionarse de alguna otra manera.
No te concentre en tu problema de movilidad o de salud. En lugar de preocuparte por las actividades que no puedes disfrutar, concéntrate en encontrar las actividades que puedas.
Mientras más desafíos físicos enfrentes, más creativo tendrás que ser para encontrar una rutina de ejercicios que funcione para ti. Si antes te gustaba trotar o andar en bicicleta, por ejemplo, prueba nuevos ejercicios. Con un poco de ganas, es muy posible que encuentres algo que te guste.