Es fácil posponer el pensar en el futuro, pero la planificación de la jubilación es imprescindible para todos. Un plan de jubilación brinda a los adultos mayores (y a todos los demás) una hoja de ruta de cuánto dinero necesitarán para jubilarse, y de dónde va a salir ese dinero.
A medida que se acerca la jubilación, la planificación se amplía para abarcar una serie de otras consideraciones, como decidir cuándo retirarse, dónde vivir y qué tipo de estilo de vida queremos tener. Cuando la jubilación se convierte en realidad, el enfoque se desplaza a llevar a cabo el plan. Evitar errores comunes es importante para disfrutar de una jubilación más sólida y capaz de satisfacer nuestras necesidades.
Cuanto más mayores nos hacemos, más importante se vuelve entender la diferencia entre planificación y preparación. Pueden suceder demasiadas cosas que nos cambian la vida sin tener en cuenta nuestros mejores planes. A menudo ocurren inesperadamente, lo que obliga, en situaciones de emergencia, a tomar decisiones urgentes.
¿Cuáles son algunas de las formas para prepararse para esta etapa?
Explorar las opciones de vivienda con anticipación. Averiguar qué servicios e instalaciones tiene una vivienda asistida, qué atención domiciliaria y residencias están disponibles en tu lugar de residencia y si tienen listas de espera. Investigar el lado financiero de estas opciones. Informarse sobre el coste de contratar ayuda en el hogar, las instalaciones de vida asistida y los centros de atención disponibles para adultos mayores.
Definir tu jubilación. Probablemente tengas una idea de cómo te gustaría pasar la jubilación. Aquí es donde escribes tus objetivos, enumerando primero los objetivos más importantes. Intenta limitar la lista a tus cinco objetivos principales. Tu lista debe descartar gastos innecesarios. Asegúrate de que todas tus necesidades financieras se cumplen mientras haces una lluvia de ideas. Cuanto más descriptivo seas, más tangible será tu jubilación. Esto te ayudará a mantenerte enfocado en un conjunto realista de objetivos, lo que hará que cada uno de ellos sea más alcanzable.
Haz un inventario de tus activos. Sabes cuánto llevas a casa cada mes, cuánto tienes en el banco y cuánto tienes en tu plan de ahorro (si no lo tienes debes considerar uno). Pero, ¿qué hay de esos otros activos no tradicionales que podrían ayudar a financiar tu jubilación? Muchos pasatiempos y habilidades se pueden convertir en ingresos reales en tus años de jubilación.
Decide cuánto quieres (o necesitas) trabajar. Esta es la ecuación clásica de coste-beneficio: a menos que tengas una vida económica estable, tendrás que estirar el dinero limitado y renunciar a algunos sueños de jubilación o permanecer en activo (en cierta medida) para ayudar a pagar esos sueños.
Considera acelerar los pagos de tu hipoteca para que el préstamo se termine antes de que te jubiles. Para frenar posibles deudas de tarjetas de crédito, intenta pagar en efectivo por compras importantes. Al limitar una nueva deuda y reducir la deuda existente, puedes minimizar la cantidad de ingresos de jubilación que se gastará en pagos de intereses.
Estima los gastos de jubilación. Algunos gastos, como el cuidado de la salud, pueden ser más altos en el futuro, mientras que otros, como los gastos en viajes o ropa, pueden disminuir. Lo que gastes dependerá de cómo vivas durante la jubilación. Si esperas viajar mucho, por ejemplo, tus costes proyectados podrían ser incluso más altos de lo que son ahora, mientras todavía está trabajando.
Considera los costes médicos futuros. Si te jubilas a los 65 años o más, es posible que quieras considerar hacerte con un buen seguro de salud para ayudar a pagar tus gastos de salud no rutinarios, que probablemente aumenten a medida que envejeces. Para ayudar, considera también un seguro de cuidado a largo plazo, que puede ayudar con los gastos, como los auxiliares de salud en el hogar. Si lo contratas ahora sus primas serán más bajas que si esperas unos años.
Finalmente, no subestimes la importancia de planificarte economicamente para la jubilación. Porque la conclusión es que no se pueden planear todas las cosas que pueden suceder a medida que se envejece, pero uno se puede preparar para lidiar con ellas. Cuando tu fecha de jubilación planificada está a una década de distancia, puede parecerte algo distante, pero es importante planificar cuidadosamente y establecer metas realistas para que el tiempo esté de tu lado.