Puede que haya nacido una nueva clase social. Una generación completamente adaptada a los tiempos actuales y vinculada a los denominados millenials: tienen una salud aceptable, siguen siendo autónomos e independientes y buscan encontrar un sitio donde residir, alejados de los modelos tradicionales.
Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en España había 4.687.400 personas viviendo solas en 2017, de las cuales 1.960.900 (un 41,8%) tenían 65 años o más años, y una esperanza de vida de 86 años en el caso de las mujeres y de casi 81, en los hombres.
Con el objetivo fundamental de buscar una forma satisfactoria de seguir manteniendo su ritmo de vida, hace años surgió el modelo senior cohousing, un régimen de comunidad autogestionado y formado por viviendas independientes, en el que conviven personas mayores y donde priman las zonas y servicios comunes (comedor, peluquería, sala de cine, etc.).
En España existen 30 centros de cohousing, aunque sólo diez en funcionamiento, según el proyecto Movicoma, un estudio de investigación sobre el movimiento de viviendas colaborativas de personas mayores, liderado por la Universidad Oberta de Cataluña. Dicho proyecto busca realizar un mapeo de este tipo de viviendas, identificar los factores que incluyen en el desarrollo de estos modelos y, por último, evaluar el impacto psicosocial en las personas mayores y en su entorno. "Los residentes rechazan las soluciones que han previsto para ellos y el modo en el que se les define como mayores: no quieren ir a una residencia, y tampoco depender de los hijos, ni envejecer en su propia casa en soledad", relatan desde proyecto Movicoma.
Gestación del proyecto
El senior cohousing es un régimen autogestionado, es decir, son las propias personas implicadas quienes deciden la forma en la que quieren convivir y con quién desean residir.
"En el periodo de gestación del proyecto es en el que los futuros usuarios se van conociendo, estableciendo vínculos y, en cierta medida, aceptando el grupo o auto excluyéndose de él declinando su participación", comenta Ignacio González, socio de Life Abogados, que asesora jurídicamente en la implantación de este tipo de vivienda colaborativa.
El modelo que se ha ido estableciendo es el de cooperativa de cesión de uso. "A diferencia del tradicional, la persona no es la propietaria del apartamento, sólo tiene su derecho de uso, delegable y transmisible, pero siempre a través de la cooperativa», explica Rogelio Ruiz, arquitecto en eCohousing, del equipo Bloque Arquitectos, encargado del diseño de Trabensol, el primer senior cohousingrealizado en España, en Torremocha del Jarama, en Madrid.
Para evitar cualquier especulación, en Trabensol, las 54 viviendas, todas ellas de 50 metros cuadrados y orientadas al sur, son propiedad de la cooperativa. Sólo cuando el socio o la pareja de residentes fallece o deja el centro, se liquida, a favor de sus herederos, la inversión entregada en su inicio (en torno a 145.000 euros) más su actualización de precios, o se venden sus derechos a un nuevo socio. "La cooperativa se asegura de que el nuevo integrante del centro cumpla con las condiciones del grupo", señala Ruiz.
Trabensol también establece una cuota de comunidad a los residentes, que va desde los 800 a los 1.000 euros, aproximadamente, en función de si el hogar es o no unipersonal. En dicha cuota se incluyen los servicios personales, el mantenimiento general y el personal.
Esta cooperativa financió todo el proyecto, incluyendo los costes de operación, convirtiéndose en un claro caso de éxito.
Pero todavía son contadas las iniciativas de cohousing enfocadas a hacer más agradables los últimos años de vida de los mayores.
Iniciativas políticas
En el ámbito político, "por el momento ha habido poco movimiento», apunta el socio de Life Abogados, «aunque tanto el PSOE como Ciudadanos están trabajando con vistas a incorporar la divulgación de este modelo en sus respectivos programas políticos".
El año pasado, la Comisión de Sanidad del Congreso aprobó una iniciativa del PP que instaba al Gobierno a promover la vivienda colaborativa o cohousing entre las personas mayores.
"Buena parte de estos proyectos podrían impulsarse desde los propios ayuntamientos, que tienen suelo para ceder en régimen de concesión administrativa", sostiene Ignacio González.
De la misma opinión es Juan Casares, presidente de la Confederación de Cooperativistas de Viviendas y Rehabilitación (Concovi): "Hay muchos suelos dotacionales que las administraciones públicas no saben qué hacer con ellos y que, incluso, están degradando el medio ambiente, convirtiéndose en vertederos, por la zona en la que se encuentran".
Algunos de los principales miembros de esta confederación, como la Unión Gallega de Cooperativas de Viviendas (Ugacovi), están apostando por el cohousing. Por ejemplo, la cooperativa Galivivienda acaba de crear una sección destinada a esta materia. "Partiendo de la cesión de uso de un suelo municipal y de un proyecto que no es de su propiedad, actualmente están trabajando sobre una aportación inicial de entre 25.000 y 30.000 euros, y un canon mensual de entre 400 y 900 euros", comentan desde Life Abogados.
Según un informe elaborado por la Unión Democrática de Pensionistas y Jubilados (UDP), dos de cada tres personas han oído hablar o conocen el cohousing y casi el 90% de los encuestados por esta asociación afirmaron que la Administración debería ayudar a impulsar el desarrollo de este tipo de viviendas colaborativas.
Fuente: El Mundo