Los expertos internacionales, reunidos durante dos días en el Congreso Internacional sobre Economía de la Longevidad, promovido por la Fundación General de la Universidad de Salamanca, a través del Centro Internacional sobre el Envejecimiento (CENIE), coincidieron en revindicar la vertiente económica de la longevidad, por su impacto en las generaciones presentas y futuras. La transformación del ciclo laboral, el reto demográfico y territorial, así como los Objetivos para el Desarrollo Sostenible (ODS) y las nuevas sociedades focalizaron un debate, vivo e intenso, entre académicos e investigadores de relieve mundial y que puso a la península Ibérica en el centro del diálogo.
El Congreso contó con personalidades de distintas áreas del conocimiento entre los que destaca Richard H. Thaler, Profesor de Ciencias del Comportamiento y Economía en la Escuela de Negocios Booth de la Universidad de Chicago y Premio Nobel de Economía en 2017, quien debatió con Diego Valero, sobre las ventanas de oportunidad que abre la longevidad. El Premio Nobel indicó que “tenemos la capacidad real de moderar nuestro futuro. Lo que hemos aprendido -agregó- es que no podemos, simplemente, decir a la gente lo que tiene que hacer y es importante permitir que la gente puede seguir trabajando”. Por su parte, Valero, presidente de Novaster, resaltó que “los temas conductuales sobre el comportamiento están relacionados con las grandes tendencias que se asoman al presente: la cuarta revolución industrial, el advenimiento de la tecnología, el cambio climático y la evolución demográfica”.
También estuvo presente José Luis Escrivá, ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones puso en valor, el talento y experiencia de los trabajadores seniors, que en su opinión “se desaprovecha”. Además, destacó que “es muy importante tomar medidas para que no ocurra que personas que quieren seguir trabajando a determinada edad se encuentren con dificultades para hacerlo”. En este sentido, resaltó que las medidas adoptadas en el marco de la última reforma de pensiones en materia de jubilación demorada, anticipada y forzosa “han llevado a una caída del 12% de las jubilaciones más tempranas, a los 61 años, y a una subida del 7% de las jubilaciones después de los 65 años; todo con incentivos positivos, sin que nadie tome ninguna decisión que no quiera tomar”.
En la misma jornada, Andrew J. Scott, profesor de Economía de London Business School y de la Universidad de Stanford, aseguró que “tenemos que conseguir un dividendo de la longevidad en tres dimensiones: asegurarnos que la duración de la salud coincida con la duración de la vida, pagar por una vida más larga y crear recursos para financiarla”. Scott también planteó que “tenemos que adaptarnos a la nueva realidad: vivimos y necesitamos un nuevo curso de vida”.
Por su parte, Nicholas Barr, profesor de Economía Pública en London School of Economics, focalizó su intervención en el concepto de la longevidad como el futuro de los jóvenes, y no el presente de los seniors. Barr planteó como solución “invertir en las habilidades de las personas mayores; puedes tener una mayor participación en la fuerza laboral a todas las edades”.
Barr identificó como los dos principales retos estratégicos de la nueva longevidad “la mayor fluidez de los mercados laborales y el envejecimiento de la población, que tiene dos vías: la disminución de la fecundidad y el aumento de la esperanza de vida, que supone un enorme beneficio en el bienestar. El resultado es la existencia de problemas en la financiación de las pensiones”.
Prevenir las desigualdades
Para Hervé Boulhol, director de Empleo, Trabajo y Asuntos Sociales de la OCDE, quien disertó sobre la transformación del ciclo laboral y aprovechamiento de las oportunidades de la nueva longevidad, los condicionantes de la empleabilidad de las personas mayores son la educación y la salud.
Boulhol puso de manifiesto la necesidad de “prevenir las desigualdades antes de que se vayan agravando, combatir las muy arraigadas y evitar las que se dan en las edades más avanzadas cuando ya no hay tiempo para anticiparlas”. Cuestionó, además, la edad de jubilación al afirmar que “cada año de aumento de vida debería implicar un aumento de la edad de jubilación en ocho meses”.
La investigadora del CENIE Irene Lebrusán destacó que “vamos a tener una mayor convivencia intergeneracional con unas relaciones más largas”. Por su parte, la portuguesa Ana João Sepúlveda, de 40+Lab, explicó que “no es posible cambiar la demografía, por lo que se debe empezar por la economía”, y alertó de la necesidad de “tener una visión doble: de envejecimiento y de longevidad”.
En opinión de Paz Martín, de la Fundación Arquitectura y Sociedad, “no podemos pensar sólo en viviendas para jóvenes, ya que los espacios son determinantes para la calidad de vida”. En esta misma línea, María Laffaire, investigadora de KSNET, puso de manifiesto que “la sostenibilidad tiene que ver con la efectividad de las soluciones que se plantean”.
Durante la conversación sobre los Retos Laborales de la Nueva Longevidad, Concepción Galdón, profesora de IE Business School, puso en valor la productividad de las personas mayores: “la longevidad genera un tipo de empleo que no es fácil de automatizar; un empleo de calidad, intensivo en empatía y creatividad”. Paralelamente, Martín Hermoso Fernández, representante de UGT, advirtió sobre la diferencia en la esperanza de vida en función de la renta per cápita. Además, señaló que “el mercado laboral se caracteriza por una alta discriminación de las personas mayores” y demandó que “la prolongación de la vida laboral debe seguir siendo voluntaria”.
Finalmente, el profesor de la Universidad de Salamanca, Pablo Antonio Muñoz Gallego, puso en valor la importancia del “trabajo de las personas mayores” y expresó que “la esperanza de vida pasa por que las personas trabajen algunos años más de manera incentivada, sin desperdiciar el capital que tienen”.
Situación de Portugal
En su intervención vía online, Isabel Ferreira, Secretaria de Estado del Desarrollo Regional de Portugal, puso en valor la celebración del Congreso, que “demuestra el potencial y la urgencia de esta temática, para todos, como sociedad”. Asimismo, recordó que “España y Portugal forman parte de los países que cuentan con una población más longeva, por lo que es imprescindible dar los pasos necesarios para construir una verdadera economía de la longevidad, con una estrategia, un nuevo abordaje y una nueva categoría económica con todas las oportunidades que ofrece”.
El director del Instituto de Economía, Geografía y Demografía del CSIC, Diego Ramiro Fariñas, y la jefa adjunta de la dirección general de Agricultura y Desarrollo Rural de la Comisión Europea, María Gafo, reflexionaron sobre la vertiente demográfica. En palabras de Fariñas “la esperanza de vida en Europa se ha duplicado en 120 años debido al descenso en la mortalidad infecciosa infantil”. También se refirió a las predicciones en este campo: “no existe un límite intrínseco a la esperanza de vida humana al trazarse una línea recta de crecimiento”. Gafo afirmó que “la despoblación no es un fenómeno nuevo en España, a diferencia de otras zonas de la Unión Europea” y alertó sobre la necesidad de “crear oportunidades económicas para que la gente se pueda quedar”. Para ello, propuso como solución “poner en marcha políticas para prevenir y apoyar a la gente que vive en esas zonas mediante infraestructuras para que los niños se puedan quedar”.
Daniela Bas, directora de la División para el Desarrollo Social Inclusivo del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas, que participó vía online, recordó que la economía de longevidad fue tratada por primera vez por las Naciones Unidas en 1948, y que “el número de personas mayores de 65 años está previsto que se duplique en las próximas décadas”. En su opinión, “habrá un cambio en los hábitos de consumo y también se producirán modificaciones en el trabajo debido a una mayor productividad”. “Las personas mayores son elementos clave en la agenda y juegan papeles cruciales en las familias, comunidades y sistemas políticos”, sentenció Bas.
Óscar González Benito, director de la Fundación General de la Universidad de Salamanca, clausuró el Congreso Internacional sobre Economía de la Longevidad y puso en valor estas dos jornadas en las que se han “analizado los factores para que la longevidad sea compatible con el bienestar económico”.
El Congreso sobre Economía de la Longevidad se inscribe dentro del Programa INTERREG, V-A, España-Portugal, POCTEP, 2014-2020, del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER).