Teniendo en cuenta que las personas mayores pasan una parte considerable de sus vidas en el interior y que el entorno en el que viven afecta su salud y bienestar, determinar las condiciones ambientales de los espacios que habitan es vital para su bienestar y envejecimiento.
Actualmente, el diseño de edificios e instalaciones de ventilación al igual que su gestión se rige por normativas basadas en modelos estáticos de confort térmico (PMV).
A partir de 2153 encuestas de sensación térmica a residentes de cinco residencias ubicadas en el clima mediterráneo y 791 a residentes de 8 residencias ubicadas en clima atlántico, se concluyó que los mayores tienen una sensación térmica distinta de lo que determina la normativa y en condiciones extremas (invierno y verano) los mayores presentan menor sensibilidad a cambios de temperatura, es decir, un cambio de temperatura no les supone desconfort. También se concluyó que las temperaturas de neutralidad y sensibilidad a los cambios de temperatura eran similares en los dos climas.
Para cada residencia, se monitorizaron diferentes salas interiores (comedor, sala de estar, gimnasio, etc.) a lo largo de las diferentes estaciones. Paralelamente, se recogieron datos ambientales interiores (temperatura del aire, temperatura radiante, velocidad del aire, humedad del aire y CO2) y condiciones exteriores (temperatura y humedad del aire exterior). Al mismo tiempo, se preguntó a los residentes que ocupaban estos espacios su sensación térmica (ST), preferencia (P) y grado de aceptabilidad (A). Durante la monitorización se recogieron datos sobre la actividad física que estaban llevando a cabo los encuestados y el nivel de ropa que llevaban.
Estos datos se utilizaron para desarrollar modelos de confort adaptativos en el que se obtienen datos más realistas y la temperatura de confort depende de las condiciones exteriores.
Según el modelo obtenido para clima mediterráneo, en espacios no climatizados, los mayores se sienten más confortables en ambientes entre 1ºC y 3ºC superiores al resto de la población. En primavera, si la temperatura interior se mantiene entre 23ºC y 24,8ºC los residentes tienen sensación de confort sin climatizar los espacios.
Comparando los resultados obtenidos de los modelos de confort adaptativos para ambos climas en espacios sin climatizar se observó que la incidencia de la temperatura exterior en la temperatura de confort en zonas de clima atlántico es mayor que en zonas con clima mediterráneo. En espacios sin climatizar, la temperatura de confort de los mayores en clima mediterráneo es de 26,1ºC mientras que para los mayores en clima atlántico la temperatura de confort aumenta a 27,9ºC. La adaptación al entorno puede ser uno de los motivos principales de esta diferencia. Estos resultados nos llevan a concluir que el confort térmico depende de las condiciones exteriores, pero también de características sociales, culturales y de adaptación de los ocupantes.
Incorporar modelos adaptativos adaptados al clima para la gestión de la climatización ayudarían a determinar cuándo y bajo qué temperaturas de consigna, es necesario climatizar un espacio en función de la temperatura exterior.
Con la adopción de estos modelos no solo se mejoraría el confort térmico de los mayores, sino que también se conseguirían ahorros energéticos importantes.