El mito de que las personas mayores son incompatibles con las nuevas tecnologías está cada vez más alejado de la realidad. Para bien o para mal, la tecnología es parte ineludible de nuestras vidas, independientemente del grupo etario al que se pertenezca. Los mayores no son una excepción, ni quieren serlo. La tecnología les permite conectar con la salud a través de la telemonitorización y la teleconsulta, pero también con la sociedad y el mundo que les rodea, evitando así la soledad y el aburrimiento. Al principio puede resultar difícil. La reticencia y el miedo a lo desconocido y a lo nuevo también son comunes en nuestra especie a cualquier edad. Sin embargo, si se facilita el proceso de familiarización con la tecnología, es raro el adulto mayor que se inclina a rechazarla. Al final, todos nos quejamos de que las tecnologías nos complican la vida. Pero no seamos cínicos: estamos encantados con las posibilidades que nos brindan seamos jóvenes o viejos.
Iñaki Bartolomé Martín lo tiene muy claro. Este bilbaíno experto en soluciones software para el cuidado (eHealth) en el sector geroasistencial no duda acerca de los beneficios que la tecnología trae consigo de cara a la mejora de las condiciones de vida de las personas mayores. Por ello, después crear hace diez años Ideable Solutions (www.ideable.net), una empresa de transformación digital 4.0 que ofrece servicios de consultoría, soluciones cloud y mobile y software para la industria, dio vida al proyecto Kwido (www.kwido.com), una plataforma IT para alojar aplicaciones y servicios destinados a causar un impacto directo en la experiencia de envejecer y en la sociedad.
Conocí a Iñaki hace un tiempo a través de las redes sociales (@ibartolome) y, desde entonces, sigo muy de cerca su trabajo. Kwido ya lleva unos años en funcionamiento, ayudando a telemonitorizar la salud, a agilizar la teleconsulta, a entrenar las capacidades cognitivas con la realidad virtual y aumentada, a hacer seguimiento de la actividad dentro y fuera del hogar e incluso certificando la calidad de otras aplicaciones del sector geroasistencial en Europa (www.zocaalo.eu). Ofrece sus servicios a programas de teleasistencia y asistencia a domicilio, a centros de día y residencias y a todo tipo de organizaciones públicas y privadas. Empresa líder de desarrollo de software para el cuidado de mayores en nuestro continente, no fue únicamente Kwido lo que me empujó a escribir a su CEO para entrevistarle en Envejecer en sociedad, sino la curiosidad por conocer la motivación personal detrás de esta iniciativa.
Este programador informático se aleja del cliché del tipo retraído y aislado que introduce códigos en una máquina sin preocuparse por el resultado material al que dará lugar su faena. Iñaki hace lo que hace porque le preocupa no solo la salud física y mental de los mayores, sino la dimensión social que atañe a su bienestar. Le turban problemas como la soledad no deseada o el aburrimiento crónico y quiere ofrecer una solución a estos por medio de la tecnología como no se ha hecho hasta ahora.
“Mis padres son mayores y tienen dificultades hasta para hacer videollamadas o ver fotos de los nietos porque WhatsApp les resulta complejo. Hay una gran necesidad, en este sentido, de acercar la tecnología a las personas mayores para prevenir la soledad y el aburrimiento”, explica Iñaki.
Como tecnólogo, fundamenta su enfoque social no solo a partir de su propia experiencia personal, sino también tratando con los propios mayores y con los cuidadores que son quienes, en definitiva, le proporcionan esa visión amplia de problemas como la soledad o el aburrimiento que, indica, “pueden ser tan perniciosos como el deterioro físico y cognitivo y las enfermedades que van surgiendo durante la edad adulta y que avanzan hacia la tercera y la cuarta edad”. Iñaki ha comprobado, con el tiempo, que estos estados negativos “empeoran la salud y aumentan la fragilidad”. Por ello le parece tan importante conectar a las personas haciendo uso de la tecnología para conseguir “dotar de sentido el día a día de los mayores”.
No se trata solo de crear dispositivos tecnológicos, sino de que estos formen parte de estrategias amplias, centradas en promover proyectos de vida. “Llega un punto, a veces muy radical, que es la jubilación, en el que pasamos de cien a cero en muy poco tiempo, y, de pronto, caemos en un estilo de vida hedonista, creemos que ya no hay que hacer nada; entonces llega ese aburrimiento y, con él, el desánimo. Cuando la salud comienza, además, a poner trabas, la perspectiva no puede ser abandonarse e ir apagándose poco a poco”, mantiene Iñaki. “Postrarse delante del televisor no mejorará la situación”, advierte, “así que tenemos un reto social que puede atajarse en parte desde la tecnología, en tanto en cuanto esta hace viable la conexión entre personas y con espacios de actividad —como, por ejemplo, el voluntariado— que alejan la soledad y el aburrimiento”.
Yo intuí que el tedio cotidiano al que se ven abocados muchos mayores por falta de contacto y de entretenimiento era algo de lo que Iñaki era bien consciente cuando, hace un par de meses, dio a conocer un nuevo caso de éxito: la implantación de Kwido por parte del grupo sociosanitario vasco IMQ Igurco para mantener las aptitudes físicas y cognitivas de las personas mayores y garantizar el acercamiento entre usuarios, familiares y cuidadores. Entre las aplicaciones integradas en Kwido había una que se llamaba “Ocio”. Se me iluminaron los ojos rápidamente: ¡alguien estaba pensando en la necesidad del entretenimiento y el placer en este sector de la población!
Como especialista en estudios de aburrimiento a la que le quita el sueño el que los mayores se aburran en exceso y que tan pocos académicos se dediquen al estudio de este problema en nuestro país, por un momento dejé de sentirme sola gracias a la ocurrencia de Iñaki. Hasta el momento, solo había conocido otra solución tecnológica en el sector geroasistencial diseñada en parte para paliar el aburrimiento: el cuidador virtual de los ingenieros informáticos M. Anwar Hossain y D. Tanvir Ahmed, de la Universidad Rey Saúd en Arabia Saudí.
El ocio es una parte importante de cualquier proyecto de vida, a juicio de Iñaki: “a todos nos gusta entretenernos y divertirnos”. Por ello, además de una aplicación integrada de monitorización de la salud y de ejercicios personalizados (“Salud”) y otra de llamadas y videollamadas para conectar con familiares, amigos y profesionales (“Llamar”), “Ocio” abre la puerta en un clic a la música, las noticias del día, los juegos mentales y el visionado de fotografías y vídeos que los contactos pueden compartir directamente con el usuario. Pero la conciencia sobre la necesidad y los beneficios del entretenimiento va más allá de “Ocio”. Según apunta Iñaki, está detrás de toda la plataforma: “la comunicación en sí es ocio, la realización de los ejercicios deportivos es divertida, la conexión con cuidadores es entretenida”.
Kwido persigue la atracción, la motivación y, por supuesto, el entretenimiento a través de un concepto bien sencillo como es el de “conexión”: conexión con la familia, conexión con los cuidadores y conexión con el mundo. Y todo ello regado por la clave del éxito que es el fomento de la “interacción”.
Me faltaba un componente esencial para comprender el alcance de Kwido, y tuve que preguntarle al propio Iñaki sobre esto: ¿cómo se consigue algo tan relevante para la cultura del cuidado hoy en día como es la personalización? Me imaginé que, de repente, todo el castillo de naipes mental que había creado en torno a esta plataforma se derrumbaba cuando un abuelito se disponía a escuchar algo de música y se encontraba con una playlist alejada totalmente de sus gustos y se llevaba un chasco. Está claro que algunas funciones están completamente personalizadas, como son los vídeos para realizar ejercicios, provistos por los profesionales, o las fotografías enviadas por los familiares. Sin embargo, en lo restante, ¿se trataba sin más de un móvil grande, simplificado e intuitivo? Pues no.
“A cada persona le gustan y le interesan cosas distintas”, admite Iñaki. “Si empezamos a compartir con todos noticias de deporte, a lo mejor a un porcentaje de los usuarios no les interesan y la plataforma les acaba provocando rechazo”. Por eso, el menú de contenidos es diferente y dinámico para cada persona. No solo el cuidado ha de ser personalizado, sino también el ocio. Así las cosas, desde los distintos centros con los que se trabaja a través de Kwido, se lleva a cabo un esfuerzo por mantener los contenidos actualizados y personalizados en función de las necesidades y los gustos de cada cual, compartiendo con los mayores aquello que realmente les motiva, les conecta y les entretiene.
Claro está, para cumplir con esta tarea es imprescindible conocer a cada individuo, y en este punto juega un papel crucial la familia y los amigos, quienes también pueden contribuir añadiendo contenido. De esta forma, se comparte el trabajo entre cuidadores formales e informales y familiares, y se proporcionan de manera retroalimentativa las herramientas para que unos y otros estén en condiciones de aportar su granito de arena en la consecución del envejecimiento saludable del mayor. Todo esto se complementa con Kwido Home, pero de ello quizá podamos hablar en otra ocasión.
Iñaki me ha hecho comprender que “la tecnología será una pieza más de una estrategia global enfocada en dar sentido a la vida de las personas mayores”. Pero, para que cumpla con su función, primero habrá de desterrarse la falacia de la “brecha digital” que, a menudo, se asocia a la tercera edad. Una que no hace sino servir de excusa a las instituciones para negarse a probar nuevas soluciones para los viejos problemas y que legitima el seguir haciendo las cosas “como se han hecho siempre”, incluso si esta negligencia pone en riesgo el objetivo de garantizar el envejecimiento digno. La tecnología puede hacerse accesible siempre que detrás de ella se encuentren personas interesadas en humanizar las relaciones entre individuos. ¿Estará también a la cabeza de las soluciones para erradicar el aburrimiento en los mayores?