· 27 Febrero 2020

Los séniors se rebelan contra las residencias clásicas

Por cenie
Los séniors se rebelan contra las residencias clásicas - Actualidad, Sociedad

Se considera que una población está envejecida cuando los mayores de 65 años representan más del 10% de la población. En España, esta cifra rondaba el 19,5% en el 2018, lo que suponía alrededor de 9 millones de personas. Un porcentaje al que, previsiblemente, se sumarán tres millones más en la próxima década, hasta alcanzar el 25% de censo. El demógrafo y fundador del Observatorio de Demografía y Diversidad Generacional del IE, Rafael Puyol, reivindicó, durante la jornada Senior Housing, ¿hacia dónde vamos? organizada este lunes por Deusto Business School, la necesidad de migrar hacia un modelo en el que el umbral a partir del que se considera a una persona como sénior sea el resultado de restarle 15 años a la esperanza media de vida de un país: en España, los 71 en el caso de las mujeres y los 66 para los hombres.

En cualquier caso, el experto insistió en que el envejecimiento no debe ser interpretado como un problema, sino como una coyuntura favorable. Un desafío que, sin embargo, las empresas no están aprovechando al máximo por el momento. “El futuro de la economía está en la gente del pasado”, desarrolló Puyol, quien defendió que las oportunidades de los séniors en la economía se multiplicarán en los próximos años. Especialmente cuando este segmento de edad tiene el grueso del poder adquisitivo. Esta posibilidad de desarrollar negocios innovadores a partir de las necesidades de los mayores de 55 años es lo que la OCDE denomina silver economy (economía plateada, en inglés), en referencia a las canas.

Uno de los ámbitos donde existe un nicho de mercado para estos perfiles es en el sector inmobiliario. En las ciudades, los mayores de 60 años serán mayoría en poco tiempo, destacó el director de Deusto Business School, Iñaki Ortega; nueve de cada diez ancianos cuenta con una casa en propiedad, al mismo tiempo que dos tercios de las viviendas no están adaptadas para personas dependientes, mientras que la mayoría sigue prefiriendo morir en su casa.

“Las residencias tienen un carácter muy asistencial, casi de beneficencia”, criticó el socio director de Kiplai, Enrique Barrasa, para quien el concepto de senior housing (alojamiento para séniors, en inglés) debe aportar algún valor añadido. Un formato en el que, según el alcalde de Estepona, José María García Urbano, la demanda está superando a la oferta, pues la mayoría de los que acuden al consistorio solicitando información sobre este tema no son constructoras, sino cooperativistas que se quieren unir para satisfacer sus propias necesidades.

La experta en planificación gerontológica y modelos de alojamiento Mayte Sancho apoyó este análisis y criticó la frialdad de las residencias para la tercera edad convencionales: “Son centros muy bien dotados con servicios sanitarios, pero tienen pasillos interminables en los que gente que no se ha conocido en 80 años comparte habitación para pasar la última etapa de su vida”. La experta también reprochó la excesiva planificación de estos lugares, donde desde la comida a las actividades están programadas de forma similar para todos los habitantes. Por el contrario, los expertos presentes en el evento coincidieron en que la solución pasa por una oferta diversa. “La gente que envejecemos somos el grupo de edad más heterogéneo que hay y nos ofrecen los remedios más homogéneos”, protestó Sancho. Un mínimo de 30 metros cuadrados privados para cada huésped, un timbre incorporado para solicitar asistencia o un modelo de cuidados que se acerque a los hogares fueron algunas de sus sugerencias.

Por su parte, el arquitecto y patrono de la Fundación Arquitectura y Sociedad, Patxi Mangado, también se mostró muy crítico con el sector privado, a quien acusó de conservador en sus inversiones e incapaz de tener imaginación para desarrollar propuestas prácticas. La diversidad en la oferta es, de igual forma, uno de los temas que más dijo echar en falta. “Por ejemplo, si estas personas van a seguir trabajando desde casa, necesitarán conexiones especiales”, apuntó el técnico al tiempo que llamaba a tener en cuenta que este grupo de edad tiende a perder poder adquisitivo con la jubilación, con lo que es indispensable ofrecer alternativas para todos los bolsillos.

Fuente: Cinco Días

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