Mi abuela Manuela, sentada en el patio de su amada casa, en Alcubilla de Nogales.
Mirando al horizonte, pensando en su vida, en sus cosas, con la melancolía de sus 90 años y con la experiencia de esa persona que sabe que ya lo ha hecho todo y tiene que estar muy orgullosa de lo que es, lo que nos ha transmitido y el infinito amor con el que nos quiere.