CENIE · 09 Diciembre 2019

¿De qué nos morimos?

La muerte sigue siendo un tema tabú en la mayoría de sociedades. No es que esté prohibido socialmente hablar de ello, sino que, como no nos gusta, lo evitamos. Desde las religiones o ciertas disciplinas muy específicas se trata la cuestión de la muerte, pero es menos común que se aborde desde una perspectiva laica o que forme parte de nuestra socialización. Es parte inevitable de la vida, pero intentamos negarla, y es comprensible. Esto en realidad no disminuye nuestro malestar o miedo, sino que lo incrementa. Por este motivo se que este no será el post más popular de la serie, pero me parece necesario tratar el tema al menos desde un punto de vista estadístico. Más que hablar de la muerte en sí, por necesario que sea, me parece relevante hablar sobre los datos de las causas de muerte. 

Por un lado, porque últimamente, en ese patio de vecinos que es twitter, he visto que los datos sobre las causas de muerte en España se alteran (¿inventan?) para justificar determinadas posturas. Esto finalmente cala (si lo ponen en internet, ¡cómo no va a ser verdad!) y repetido (o retuiteado) unas cuantas veces puede llegar a ser asumido como cierto. Pero como a nosotros lo que nos gustan es bucear en los datos, vamos a ahondar un poco en la información que del año 2016 nos ofrece la oficina estadística europea (Eurostat). 

Primero habría que especificar a qué nos referimos por causa de muerte. Esta sería la enfermedad o lesión que inició los eventos mórbidos (que ocasionan la enfermedad) que condujeron directamente a la muerte, o bien las circunstancias del accidente o violencia que produjo la lesión mortal. Esta definición deriva de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Es verdad que las clasificaciones pueden variar cuando la causa de la muerte es múltiple o difícil de evaluar e incluso debido a los diferentes procedimientos de notificación, pero resulta muy relevante conocer la situación general en la Unión Europea (ya hablamos de por qué es importante hablar de la UE aquí). La cuestión de la causa de mortalidad es relevante no solo por el referido espacio de confusión, sino porque como Eurostat señala, dado que existe una falta general de estadísticas europeas exhaustivas sobre morbilidad, podemos utilizar los datos sobre las causas de muerte como herramienta para evaluar los sistemas sanitarios de la UE. Pero además, y esto es fundamental, conocer los datos nos permitirían desarrollar una política sanitaria que esté fundamentada en la realidad empírica (sobre algo muy similar hablamos aquí). Por ello, y aunque nuestros temas habituales en “Envejecer en Sociedad” son otros muy distintos, hoy vamos a hablar de las causas de mortalidad no solo entre las personas de 65 y más años, sino a compararla con la realidad de los menores de 65 a nivel de la UE. De nuevo, esto nos serviría para fundamentar determinadas políticas sanitarias, urbanas y sociales. 

Durante el año 2016 la causa principal de muerte entre las personas menores de 65 años fue el cáncer, mientras que para los mayores de 65 años fueron las enfermedades circulatorias. De manera más detallada y sobre el total de la población, tenemos el cuadro siguiente sobre la causa de muerte en la UE, con diferencias por sexo. 

Gráfico 1- Causas de muerte - tasa de mortalidad estandarizada, 2016 (por cada 100 000 habitantes)

Fuente: elaboración propia a partir de datos Eurostat

Estos datos que representan los gráficos son muy diferentes de los que aplican a las personas en la vejez. Para el año referido, el 38,7% de las muertes entre las personas mayores de 65 años en el conjunto de la Unión Europea se debían a enfermedades circulatorias. Según la Clasificación Internacional de Enfermedades, con el sistema circulatorio se relacionan dos grupos principales de enfermedades: las cardiopatías isquémicas (también conocidas como cardiopatías coronarias, incluidos los infartos) y las enfermedades cerebrovasculares (accidentes cerebrovasculares). En segundo lugar, la mayor causa de mortalidad era cáncer (23,8%). Entre todos los cánceres, el cáncer de pulmón fue la causa más común de muerte entre las personas de edad avanzada. Por último, tendríamos los fallecimientos por enfermedades respiratorias (8,9%). Las enfermedades respiratorias incluyen las enfermedades crónicas de las vías respiratorias inferiores o el asma, así como las enfermedades infecciosas como la gripe o la neumonía. 

Por género, las mujeres presentan mayor impacto de las enfermedades circulatorias que los hombres (41,2% frente al 35,7%) pero algo menor de cáncer (28,4 % frente a 19,7 %) o de enfermedades del sistema respiratorio (9,9 % frente a 8,1 % de los varones). 

A nivel territorial y dentro de la Unión Europea, durante 2016 las cardiopatías isquémicas (o enfermedad coronaria, que sería cuando las arterias que suministran sangre al músculo del corazón se obstruyen impidiendo que llegue el flujo sanguíneo) causaban una mortalidad mayor que las enfermedades cerebrovasculares a excepción de Bulgaria, Grecia, Francia, los Países Bajos, Eslovenia y Portugal. En el resto de la EU, según Eurostat, se producían 534 muertes por cada 100 000 habitantes 65+, frente a 376 por cada 100 000 habitantes de esa franja etaria.

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