La intervención, que forma parte de las 10 áreas de acción del proyecto Juntos Damos Más Vida a Zamora, busca convertirse en una herramienta eficaz para hacer frente a la soledad no deseada
CENIE y la Fundación General de la Universidad de Salamanca han dado a conocer los auspiciosos resultados del proyecto Soliedad, iniciativa piloto y pionera que se puso en marcha en la ciudad de Zamora, con el objetivo de abordar y combatir la soledad no deseada en la población mayor. El proyecto ha sido liderado por la investigadora de CENIE, Elisa Sala Mozos, y contó con la colaboración de la investigadora Regina Martínez Pascual y el liderazgo de la Escuela Universitaria de Enfermería del Campus Viriato de Zamora.
El objetivo de esta investigación empírica ha sido “abordar la soledad de forma específica y directa con un enfoque de políticas públicas, atendiendo a la complejidad del fenómeno en el territorio, y abordando la vivencia de las personas de forma concreta, en el entorno social y comunitario en el que desarrollan sus vidas”.
En concreto, mediante la metodología implementada, conocida como Investigación Acción Participativa (IAP), se buscó involucrar a la población en todas las fases del proyecto. El propio procedimiento posibilita el aprendizaje y la toma de conciencia, el empoderamiento y la acción transformadora. La implementación de la intervención comunitaria se llevó a cabo mediante el desarrollo de 8 fases y dos bloques complementarios. El bloque denominado Proceso Comunitario (que incluyó las fases 1 a 4) y el bloque Proceso con las Personas (que incluyó las fases 4 a 8).
Las fases fueron las siguientes: 1) Bases para el proceso comunitario; 2) Diagnóstico; 3) Voluntariado, sensibilización y activación del tejido comunitario; 4) Detección de situaciones de riesgo; 5) Comprensión de la vivencia; 6) Identificación del apoyo adecuado; 7) Intervención grupal ENCUENTROS y 8) Evaluación.
Participación: la acogida superó las expectativas
El volumen de personas interesadas en el proyecto ha superado con creces todas las previsiones. En un inicio, se esperaba llegar a un número de 24 personas, y se inscribieron finalmente un total de 60 personas. Como consecuencia de la demanda, hubo que plantear un primer ciclo de intervención con 40 personas, y un segundo ciclo de intervención con 20 personas, que se llevaría cabo una vez finalizado el primer ciclo.
De esta manera, la intervención se llevó a cabo a un mayor número de personas, de las cuales, la mayoría fueron mujeres (67,86%). Esto coincide con que hoy en día, el simple hecho de ser mujer y mayor aumenta el riesgo de sentir soledad. Por su parte, la edad de las personas participantes se ubicó entre los 60 y los 93 años, siendo la media 76,85 años.
En cuanto al estado civil, la mayoría de las personas son viudas (57%), un 25% están en pareja, un 11% divorciadas y un 7% solteras. Estos datos, coinciden “con los datos de otras investigaciones, ya que indican, que la prevalencia del sentimiento aumenta con la viudedad y entre las personas solteras y aquellas divorciadas o separadas, la prevalencia tiende a ser más alta entre las divorciadas o separadas”.
A su vez, la gran mayoría de las personas que participaron del proyecto viven solas (64%). Y, por último, el 40% de los participantes solo tiene educación primaria y un 21% estudios universitarios. Según “la literatura empírica, los niveles socioeducativos más bajos, se correlacionan más frecuentemente con la soledad, no obstante, en este caso, un tercio de la población atendida dispone de estudios universitarios”.
Recomendaciones y aprendizajes
Al ser una intervención empírica, pionera a nivel mundial, esta ha servido para detectar áreas de mejora y profundizar en las acciones que han arrojado buenos resultados, con el claro objetivo de convertirse en una guía para implementar el proyecto Soliedad en otros municipios del territorio español.
Dentro de las principales recomendaciones y aprendizajes destacan:
Este proyecto es una iniciativa que forma parte del Programa para una Sociedad Longeva, en el marco del Programa de Cooperación INTERREG V-A, España-Portugal, POCTEP, 2014-2020, del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER).